Si creías que tu forma de caminar no decía nada de ti, estás equivocado. Y hay estudios que lo corroboran.
El primero en realizar un estudio de este tipo fue Werner Wolff en 1935, quien a través de una grabación de gente andando, pidió a otras tantas personas que analizaran ese caminar y dijeran qué impresiones les daban. La muestra no era del todo perfecta por lo que a pesar de que tuvo resultados interesantes, no pasó de eso.
Pero más adelante, en los años 80, psicólogos estadounidenses, con más tecnología a mano para poder repetir el estudio y fallar menos, determinaron que hay dos tipos de caminar, una de estilo juvenil y otra con un estilo de mayor edad, aunque esto no quería decir que a más años, se andase de esa forma.
El primero, el juvenil, se caracteriza por un ritmo dinámico, más movimiento en los brazos y pasos más rápidos. Esto quiere decir, que es característico de gente feliz y animada.
En Suiza, que son de otra pasta, decidieron repetir el experimento. Y llegaron a la misma conclusión. Bueno, vale, la misma conclusión ampliando un poco las características. Un grupo de gente camina con un estilo despreocupado, confiado y extrovertido, y un segundo grupo, de manera lenta, relajada y con una mayor estabilidad emocional.
A lo que yo digo, esta gente no ha paseado por la Gran Vía de Madrid un sábado por la noche, ¿verdad?O a las 7 de la mañana por cualquier calle transitada. Si vamos todos corriendo siempre, y a poco que vaya alguien más despacio, nos falta pitarle e insultarle mientras adelantamos. Está claro que si va lento es porque posiblemente sean un grupo de señoras enlazadas las unas con las otras en plan cadeneta, que creen que la calle es suya y de nadie más. Y ojo con adelantar o mirarlas mal.
La cuestión es que desconocía que para saber cómo es alguien mientras camina había que hacer un estudio. Siéntate un ratito en cualquier banco y observa, si es que no es tan difícil adivinar cómo es una persona. Qué manía de gastarse el dinero a lo tonto tienen algunos científicos.
Si tenéis dudas de cómo sois o si de vuestra personalidad es transparente como el agua, haced un paseíllo y preguntadle a un amigo qué tal os ve. Pueden pasar dos cosas, que os diga la verdad o que os quiera tanto que os mienta, pero os quedaréis más tranquilos seguro.
Yo me voy a practicar delante del espejo. Nunca se sabe.