Cuando vienen jóvenes a la consulta me quedo asolas con ellos para hacer una entrevista en privado y les guardo la confidencialidad - secreto médico. Antes explico a sus padres mi postura y el porqué de esta decisión. El chico o la chica han de poder contarme tranquilamente cosas muy personales que, quizás, a sus padres les daría un patatús. Antes de que salgan hago a ambos preguntas generales para saber el motivo de la visita y el punto de vista tanto de los padres como del/la joven. Cuando ya lo he aclarado, aunque sus opiniones sean muy divergentes, invito a los padres a que se vayan a la sala de espera. Muchas veces aprovecho la entrevista conjunta para ver si saben si están correctamente vacunados (qué vacunas le han puesto) y su grupo sanguíneo. Curiosamente la mayoría no recuerdan las vacunas puestas recientemente y del grupo y Rh se arman un lío de mil diablos.
Eso me ocurrió ayer con una chica de 24 años, excepcional, estudiosa (3º de ESADE), autónoma, desprendida -monitora de niños en sus vacaciones- y muy atractiva. En pocas palabras un mirlo blanco y el mozo que la cace se llevará una mujer fantástica. Nos reímos un rato y discutimos si ella era señora X o señorita X. Lo de señora no le gustó mucho y no les gusta nada a las chicas jóvenes que les llamen señoras. Mucha gente presuponía que señorita se refería a una chica soltera y señora a una casada. En parte es cierto pero a los chicos solteros no se les llama señoritos - queda cursi y, por supuesto, les reventaría si los llamáramos así.
Hablando de vacunas, los adultos tenemos que vacunarnos cada 10 años...