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Tu jefe no tiene la culpa, la tienes tú. Síntomas laborales asociados erróneamente a los jefes

Por Seniormanager

Tu jefe no tiene la culpa, la tienes tú. Síntomas laborales asociados erróneamente a los jefes.Llevo unos 15 años teniendo personas bajo mi responsabilidad; es decir, siendo jefe de alguna u otra forma. Pero he pasado el mismo número de años teniendo también personas a las que reportar, así que ser jefe no me ha salvado de seguir siendo también subalterno.

La figura del jefe ha sido tergiversada y presentada de forma negativa a lo largo de los años; y en la sociedad latina han llegado más lejos y han arraigado dicha negatividad dentro de la propia cultura presentando a los jefes como “seres malignos”.

Muchas personas piensan que los jefes viven mejor, más tranquilos, y que poseen muchos más beneficios que las personas que tienen a su cargo; no dudo de que algunos pueden jactarse de eso, pero la mayoría no tiene esos privilegios… ¡es más! A veces tenemos menos privilegios e incluso más responsabilidades.

Los jefes vivimos igual de estresados que nuestros equipos (o peor), sobre todo por la doble responsabilidad que representa cumplir con los objetivos, mientras se supervisan las actividades de otras personas.

Este post está dirigido a los que perciben negativamente a sus jefes, …y al mismo tiempo, está dedicado a todos los “buenos jefes” (que si que existen), esos que nunca han formado parte del paradigma del “jefe malo”, personas que se preocupan por sus equipos y que intentan liderar más que “mandar”, pero que aún así, siguen siendo percibidos y medidos por los paradigmas negativos asociados a los jefes. Para ellos, este post:

Cinco síntomas laborales negativos y paradigmáticos asociados erróneamente a los jefes:

1. Tu jefe parece “querer” más a tus compañeros que a ti:
¿Seguro que es él o ella quien no muestra interés en ti? ¿O eres tú el que no ha puesto de su parte para que él o ella demuestren que le interesas?

Puede que le intereses tanto como a los demás, pero con tu actitud no has permitido que pueda demostrártelo; es decir, puede que tú mismo/a estés provocando este alejamiento. Reflexiona sobre ello.

En mi caso: Siempre me han interesado las personas con las que trabajo, sean del nivel que sean, pero no he recibido siempre el mismo nivel de reciprocidad. El interés ha de ser mutuo para que puedan surgir los lazos típicos de una buena relación laboral.

2. Mi sueldo es muy bajo:
¡El mío también! …En realidad no creo que nadie esté convencido de que gana lo suficiente, pues es de naturaleza humana querer siempre más; sobre todo en sociedades de consumo, en donde mientras más ganamos, más consumimos. (si tienes tres o más tarjetas de crédito en la cartera, pues vives en un país consumista)

En cualquier caso, hazte esta pregunta: ¿Es bajo en comparación con quién? espero que la respuesta te haga reflexionar.

La solución es simple; estudia, prepárate, actualiza tu perfil en LinkedIn, mantente actualizado, desarrolla  tu propia marca personal y aumenta tu reputación online a través del uso de las redes sociales; estas acciones te predispondrán a mejorar tu “empleabilidad”, y por ende, tú sueldo. A algunos les toma más tiempo que a otros, pero es posible conseguirlo aún en épocas de crisis.

Eso sí, este proceso requiere de esfuerzo,… no se consigue mejorar laboralmente sentado en un sofá. No es una teoría, yo mismo lo he aplicado siempre… ¡y por cierto… siempre me ha funcionado!

¡Ah! ¿Qué tienes responsabilidades adquiridas de “otro tipo”? Pues eso no es culpa de terceros… haberlo pensado y planificado mejor antes de adquirirlas. ¿No? ¡Asúmelo!

3. Dedico muchas horas al trabajo, y parece que nunca se acaba:
¿Seguro? Puede que se trate de un problema de organización. ¿Has hablado con tu jefe sobre tu flujo de trabajo y de cómo te afecta?

Es posible que te estén imponiendo metas difíciles de alcanzar, pero si no se lo dices a tu jefe, nunca podrá adivinar que no te alcanza el tiempo para terminar con todas tus tareas. Lo mejor es conversarlo y hacerle ver que tu plan de tareas está desfasado, lo que está afectando a tu desempeño.

En mi caso: Yo no soy adivino, y me resulta difícil saber este tipo de cosas por simple apreciación; así que es posible que no pueda darme cuenta de que a un colaborar no le alcanza el tiempo en su día a día, hasta que lo veo dedicando más tiempo del que debería.

Pero estaría mejor si me lo dijese, pues mi intención es que pueda rendir sin sobrepasar la exigencia normal de los objetivos bien fijados, sé por experiencia que las personas son más productivas si tienen tiempo para realizar su trabajo, y sobre todo si son más felices con lo que hacen.

4. En otros departamentos están mejor que en el mío:
Es cierto que los comerciales tienen coche de empresa y que los de marketing deben viajar de forma regular; pero eso no significa necesariamente que “ellos” la están pasando mejor o peor que tú.

Cada persona tiene un rol en la empresa (dije “rol” no “funciones”) y tú fuiste contratado para uno en particular. Es más, puede que en otros departamentos piensen que estás mejor que ellos. Todo es cuestión de apreciación.

5. No me gusta mi jefe:
¡Bienvenido al club! ¿Es la primera vez que no te gusta tu jefe? Porque si no es la primera vez que no te gusta tu jefe, puede que el problema seas tú.

Si es un buen jefe y simplemente no te cae bien, ¡pues lo siento! …no siempre podemos escogerlos. Aquí la palabra clave es adaptación, ¡y tranquilo/a!, pues existen muy pocas probabilidades de que sea tu jefe para toda la vida.

Entiendo que pueda justificarse esta afirmación cuando se trate de un mal jefe, pero al contrario de lo que dice la creencia general, hay más “buenos jefes” que de los otros; por lo que tendrás que valorar las consecuencias de dejarle o entrar en un proceso de adaptación; no intentes librar una guerra que no podrás ganar.

En mi caso: Yo también he tenido personas en mis equipos que nunca me han caído bien, pero eso no tiene nada que ver con su talento. Es precisamente el talento lo más importante en una persona para mí, incluso que cualquier otra variable; pues es lo que a la final contribuye a cumplir con los objetivos comunes.

Reflexión:
No puedo decir que he sido (o soy) un jefe “bueno o malo”, eso lo dejo para los que han sido trabajado conmigo.

Pero si que puedo decir que he conocido a muchas personas en mis entorno laboral, que han sido la causa de su propio estrés en el trabajo, y que por extrañas e inexplicables razones siempre han pensado que sus jefes tenían algo que ver con sus frustraciones… Personas que nunca han aceptado ser responsables de sus propios problemas y han buscado en terceras personas a los culpables de todos sus males.


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