Tú mujer, magnífica ante las puertas de este siglo, siendo sólo la hembra del mundo, sublevada al posesivo, a los prejuicios que aún te sostienen, a la ideología que mece tu mirada , permanecerás tan sólo en la mujer con alma del Concilio de Trento.
Mujer sin rival, compañera, mirando hacia un horizonte, no un pulso de músculos enervados por la contienda. Tu hombre, tu mujer, también se construyen en ti. Incluye lo diferente, que no desigual, el enriquecimiento plural donde los modelos de renuncia, de sometimiento sean transformados por tu escritura, mujer. Acércate, el Psicoanálisis lo hace posible, habla, construye las palabras por venir de una vida sujeta a tus deseos.
Las palabras dicen entre sí, se hablan. Te escucho, sé lo que digo y no lo sé, me dejo decir, escuchar, la ciencia me hace, me mantiene viva, sostiene mi cuerpo, las curvas de mi existir y mi pensamiento. La incertidumbre es necesaria, pero confía. También nací sujeta a un mundo racional, hecho por hombres, donde a la mujer la llamaban loca, puta, bruja, histérica...si tejía los deseos con sus manos, si era valiente y cruzaba la línea del desacato, de la inteligencia bien entendida. En la cuadrícula de la mujer-madre caía una red y en la de la niña eterna, con voz de juego, y fuera de él.
Yerma, tú que te pusiste en boca de Federico para denunciar una moral que condena a la mujer a los avatares de la especie y donde más allá en los cánticos de lavanderas, en las miradas de soslayo, había hermanas y hermanos confraternizando para que también surgiera en ti una mujer-lanza, mujer-tam tam, mujer abierta al porvenir.
Emilia, tú que entretejías personajes en tus novelas, una verdad compartida, donde hablabas de la condición social de la mujer en mujeres convencionales y mujeres extraordinarias atravesadas por el imaginario universal donde indicabas "ser doloroso tener que reconocer y consignar ciertas cosas, sin embargo, la sinceridad obliga a no eliminarlas de la narración.” En tus Pazos de Ulloa hiciste un aquelarre. Yo, como tú, también me sincero. La mujer padece de sus propias trabas ideológicas, de la detención de los deseos en satisfacciones infantiles, de la represión de la sexualidad, entendida no solamente como algo genital, sino de la producción de deseo en lo social, el trabajo, la creación, lo grupal, del machismo inconsciente, que no es cosa de hombres, sino de pensamiento, de la detención en una etapa infantil donde aún no se aceptaba la diferencia y hay un repudio de la mujer, porque le falta, porque no tiene...
Miguel Oscar Menassa escribe en su libro El sexo del amor:
“Desprecia a la mujer, porque supone que su madre ha gozado y por eso le pega.
Ella se deja despreciar, porque supone que su madre ha gozado y por eso recibe con elegancia cualquier castigo.
Ninguno de los dos conoce nada del amor.
Son, como dos animalitos en medio de la selva, pero sin otros animalitos, ellos dos solitos, pobres, desamparados, sin deseos. “
A la humanidad se accede, se construye, también la heterosexualidad, que no tiene nada que ver con estar con un hombre o una mujer, o alguien del mismo sexo, sino a incluir la diferencia, Si no comenzamos a unirnos juntos a pensamientos científicos, a la poesía fuerte y revolucionaria, no soportaremos una nueva dimensión que, por otro lado, es totalmente necesaria para ser hombres y mujeres del Siglos XXI. Ya cayeron muchos prejuicios tras la escritura, de la que es mejor ser partícipe, ser sujeto del deseo, MUJER con mayúsculas.
Tú, mujer, he de dejarte, y a esa otra de mí, he de seguir trabajando, estudiando, psicoanalizándome, para ser compañera en el mundo, hacedora de versos, científica. Comparto un pensamiento fuerte, de un psicoanalista, poeta, maestro de la creación, Miguel Oscar Menassa, para ir haciendo boca, labios, palabras, cuerpo, deseo para el mundo, tu mujer trabajadora, social, vertiginosa de nuevas dimensiones que se abren en flor.
“Y de la sexualidad actual, pensamos que está organizada sobre los pilares de la oferta y la demanda. Heterosexualidad y homosexualidad son, claramente, formas de una dialéctica, donde lo femenino y lo masculino (en última instancia dos organizaciones sindicales) rigen el destino de la humanidad. El amor, como vemos, no existe, por ahora, sólo existen las reivindicaciones. Al hombre, a la mujer, aún, no le ocurre nada.
Un mundo perverso, insistimos, donde todo tiene que ver con la muerte, por ahora, no quiero tomar ninguna decisión. Matar o morir, dos formas de vida que tampoco me interesan.
Y pongo nuevamente mi vida en cuestión. ¿Cómo quiero vivir? ¿Qué es vivir? y así voy por la vida sintiendo que no quiero ser un borracho y no quiero ser un drogadicto y no quiero ser un científico y no quiero ser un poeta y hombre o mujer, me parecen demasiado poco para el Hombre. “
“Hombres, mujeres, encaprichados en las famosas y viejas relaciones, entre libres y esclavos, a mí me gustaría comenzar todo de cero. Poesía y Psicoanálisis, ese imposible y frente a ese vacío, frente a esa imposibilidad, humos y barbarie y una lenta tarde donde todo transcurra como si fuera poco, como si fuera lejano su transcurrir.“ Miguel Oscar Menassa, tercer congreso internacional Grupo Cero 1991 – Madrid, Ponencia Inaugural: Poesía y Psicoanálisis, ese imposible.
Laura López, Psicoanalista Grupo Cero