Anoche ella iba vestida para ganar. Si iba vestida de estatuilla y todo:
Compro oro.
Además, ¿no dicen que a la
Glenn le dijo a su estilista que ni de coña se vestía de amarillo. El estilista le enseñó las fotos de Emma Watson y Cate Blanchett, las dos de amarillo, las dos con su Oscar.
- Que no, que el amarillo da mal fario- dijo Glenn Close, o a lo mejor no dijo "mal fario" y dijo algo menos racial y más anglosajón.
- Meryl lo ha llevado. Y dos veces.
- ¿Seguro? Si Meryl es muy supersticiosa. Que cruza la calle cuando ve un gato negro y toca madera para tener buena suerte y nunca brinda con agua y cuando brinda con vino dice lo de que "el que no apoya, no folla".
El estilista entonces le enseño esta prueba gráfica:
Y Glenn Close decidió que iba a ir de amarillo dorado. Como Meryl. La ganadora de 3 Oscars y 9 Globos de oro y 3 Emmys. Si es que Meryl se transforma en sus papeles, te hace un día de Margaret Thatcher y otro de la tipa con el pelo de paje sospechosa de matar a su hijo; un día te clava el acento danés en "Memorias de áfrica" o el polaco en "La decisión de Sophie"; te hace comedia pero también drama; ¡si hasta canta bien! Glenn no es que odie a Meryl Streep, a ver, que si se encuentran en un acto benéfico o en un estreno, se saludan y hablan: "qué calor, ¿eh?, hay que ver el cambio climático", "¿quién es esa chica que está con Di Caprio, otra modelo de Victoria Secret o la misma de antes?, es que las confundo". Lo típico. Si Meryl es maja. Y eso es lo malo, que la tía aún encima tiene el cuajo de ser encantadora. Es la típica amiga maja que te hace el favor de acompañarte a un casting y resulta que la eligen a ella. Es la amiga simpática que te roba al novio (pero la gente es libre de hacer lo que quiera y que no robó nada, que quizá la relación ya estaba en crisis y tú no quisiste darte cuenta). Es la compañera de trabajo encantadora que se acuerda del cumpleaños del jefe y le hace un regalo y tú, que no te fijas en los detalles, no.
Así que Glenn Close se puso su vestido dorado con cola en plan estrella, en plan "los focos a mi persona", que diría la Pantoja. Como Meryl.
Aunque una alfombra en la que están Lady Gaga y Billy Porter eso de llamar la atención va a estar reñido. También andaban por ahí Sarah Paulson envuelta en rosa, Linda Cardellini con una bata de estar por casa llena de tul y Rachel Weisz con... ¿una torera de látex rojo?
Y Samuel L. Jackson caracterizado como su personaje en "Glass":
Spike Lee y Samuel L. Jackson, ¿o es al revés?
Pero todo eso a Glenn, plín, porque sabía que cuando dijeran "and the Oscar goes to..." sería su nombre el que oiría. Hasta había preparado un discurso memorable. Lo tenía ya escrito desde el 82, cuando la nominaron la primera vez. Lo había ido retocando cada año, con cada nominación y ahora era perfecto y completísimo, todo un carrusel de emociones: tenía una parte espontánea y alocada como en el discurso de Benigni, pero también su momento agradecido y feliz como cuando Julia Roberts ganó su Oscar y hasta había una parte cantanda, como cuando Donen agradeció su Oscar honorífico. A todo eso había que sumar las palabras de agradecimiento a la familia, el equipo, las otras nominadas porque es un honor estar a vuestro lado y bla, bla, blá. Glenn estaba repasando mentalmente los nombres del equipo técnico de su película, cuando dijeron lo de "the Oscar goes to... ¡Olivia Colman!". Y pensó por un momento: "¿y esa quién es? Ah, ya, la inglesa". Con la fuerza de la costumbre, aplaudió y sonrió como lo que es, una profesional, y escuchó el discurso de Olivia, improvisado, porque ella no se esperaba ganar, que si se lo esperara ya habría elegido un vestido menos horrendo:
¿esas mangas acaban en un lazo por detrás?
La gala se le hizo un poco larga a Glenn, solo tenía ganas de irse a casa, quitarse ese vestido tan largo y tan dorado, ponerse un pijama y comer helado mientras buscaba a Olivia Colman en la imdb. Pero su estilista le recordó que ya le habían cedido un Armani y se había comprometido a ir a la fiesta de Vanity Fair. Y, como ella es una profesional, allá que fue. Sonrió en el photocall, saludó a unos y a otros: "oye, esa Kardashian que ha venido, sí, la que se le ve el mondonguito, ¿es Kylie o es Kendall?". Menos mal que se encontró con Amy Adams. Algunas fuentes aseguran que fueron a tequilas, bebieron uno por nominación de cada una de ellas y Amy acabó vomitando en los baños del Beverly Hills City Hall mientras Glenn Close le sujetaba su larga melena pelirroja para que no se le manchara de pota.
Hoy lunes, pasada la resaca, lo primero que hará Glenn Close será despedir a su estilista.
Y vosotros, ¿conocéis a alguien con más mala suerte que Glenn Close?, ¿queríais que ganara "Roma" o, como yo, todavía no habéis conseguido verla despiertos?, ¿con quién os iríais de cañas: con Glenn Close, con Meryl Streep o con Olivia Colman?, ¿también os ha dado pereza ver "Bohemian Rhapsody" porque detrás de tanto actor caracterizado pensáis que está Joaquín Reyes?