Evitar la caída de nuestra página web a los abismos, tal y como nos anuncia el título, pasa por la unión en matrimonio de la nueva pareja de moda en las empresas: Departamento de Marketing + Departamento de informática. ¿Qué? ¿Cómo? ¡Sigue leyendo!
¿Un negocio sin página web hoy en día? ¡Inconcebible! Con el uso de la tecnología, muchas cosas están cambiando, entre ellas la comunicación. La propagación de información es ahora, gracias a las redes sociales, online media y páginas web, automática y global.
Una página web es la cara pública más inmediata de la que dispone una empresa y en muchos casos también un portfolio de productos, un canal de venta, una tarjeta de visita y en definitiva una ventana al mundo. Esto nos facilita y nos complica la vida a partes iguales. Es verdad que podemos estar “ahí” y llegar al consumidor de una manera más rápida y tangible. Pero también nos hace más vulnerables pues el fallo de nuestra página web puede hacernos no sólo perder dinero y consumidores en un abrir y cerrar de ojos sino también reputación e imagen pública.
Es fácil (y usual) ver como grandes páginas webs caen en picada de manera estrepitosa. Duele verlo y sin duda tiene que doler aún más el experimentarlo. Esto además no está solamente limitado a las grandes marcas o empresas de renombre, estas son sólo la punta del iceberg porque reciben más cobertura en los medios. La pérdida de beneficios y la destrucción de la imagen corporativa por culpa de una mala gestión de la página web son independientes al sector, la industria o el tamaño de la compañía. Los desastres pueden ocurrirle a todo el mundo, pero lo último que queremos como negocio es mala publicidad y consumidores cabreados.
Hay desastres repentinos como por ejemplo los relacionados con temas de ilegalidad, fallos de privacidad de datos o de perdida de domino o hosting. Pero este tipo de catástrofes cibernéticas son minoría comparadas con las de caída lenta, provocadas por una mala gestión estructural y diaria de nuestra página web. Este tipo de desastres o potenciales desastres (con un poco de suerte tras leer esto os asegurareis de hacer las cosas bien), son igual de caros y de peligrosos para la empresa que los batacazos repentinos, porque pasan desapercibidos hasta que ya es demasiado tarde para poder hacer nada.
¿Qué puede empujarnos al abismo?
Perfecto, sabemos que nuestra página web puede caer de manera lenta y dolorosa y arrastrarnos a nosotros con ella. Sin embargo, ¿por qué puede llegar a suceder algo así? ¿Qué es lo que puede salir mal pese a tener una web acorde a los máximos estándares y con un diseño web perfecto? La respuesta es poco precisa: demasiadas cosas pueden fallar...: Página con contenidos poco o nada interesantes para el consumidor, difícil accesibilidad, navegación complicada y poco clara, largo tiempo de carga o respuesta, servidor que falla, código corrupto, fallos de seguridad, diseño poco atractivo o pasado de moda, falta de integración de la página web con nuestro negocio, bajo rendimiento, …
¿Por qué pasa esto? y ¿cómo solucionarlo?
Estos problemas pueden venir dados debido a un incorrecto diseño de la web desde sus inicios, un mal desarrollo por parte del programador, a una falta de testing o puesta a prueba o simplemente debido a un cierto grado de descuido. También puede darse el caso de que no nos demos cuenta de que hay un problema. O incluso si lo hacemos, saber de qué va el tema es una cosa y otra muy distinta es la de tener el tiempo, la autoridad y las herramientas para identificarlo y arreglarlo.
Muchos profesionales de marketing están demasiado ocupados con las actividades diarias y los objetivos que su puesto requiere para poder centrarse en los aspectos más puramente técnicos y, si tienen que dedicarle tiempo a la presencia online, lo hacen por norma general en aspectos más llamativos o visibles. Además, con respecto a la autoridad, aunque la comunicación al consumidor a través de la página web tiene dependencia directa del equipo de Marketing, su determinante principal: la actuación de la página, depende por norma general del departamento de informática o la agencia o freelance que haya diseñado la web.
Por tanto, el primer y en mi opinión más importante paso para evitar desastres a nivel página web es el de conseguir que ambos departamentos estén alineados y tengan una visión unificada, al fin y al cabo y siguiendo con la metáfora de la boda, las personas en una relación tienen que ser compatibles y amoldarse la una a la otra por muy diferentes que sean o piensen.
Por tanto, tanto un departamento como el otro deberían centrarse en el mismo tema: el departamento de informática tiene que estar al tanto de las consideraciones de negocio hechas por Marketing y Marketing tiene que poder ver a tiempo real el impacto del correcto funcionamiento y rendimiento de la web, la percepción del consumidor y otros conceptos típicamente marketinianos o comerciales.
¿Por qué hasta ahora no se ha hecho nada al respecto?
Hay varias razones por las que pese a saber de la importancia de unificar la monitorización de la funcionalidad y la eficacia de nuestra web desde estos dos departamentos, no se ha hecho nada todavía. A si a voz de pronto se ocurren dos.
Primero, se trata de un área relativamente novedosa en la que hay que invertir todavía recursos y tiempo y claro, en la actual situación económica, los presupuestos se han visto recordados a mínimos. Otra razón es que los profesionales trabajando en el departamento de informática no sufren en carnes propias el dolor, pues los consumidores no se quejan a IT, se quejan al departamento de Marketing. Por su parte la gente de Marketing no entiende (por norma general y pidiendo perdón de antemano por la generalización) de programación o conceptos técnicos y por tanto todo suena muy abstracto…
Y así, podría enumerar un sinfín de razones más, pero creo que no será necesario pues la conclusión es clara. El consumidor busca encontrar contenido de valor, soluciones rápidas y respuestas y el objetivo de toda página web es proveerlos precisamente con lo que están buscando. Para que esto suceda, es necesario monitorizar constantemente nuestra página web y optimizar inmediatamente cualquier elemento que no vaya en beneficio del consumidor (ya sea a nivel técnico como a nivel conceptual) y esto tiene que realizarlo la feliz pareja conjuntamente.
Así que como ya os anunciábamos al principio, debemos vestirnos de gala y alegrarnos cuando los novios corten la tarta. Seguro con una buena planificación y algo de suerte vivirán felices y comerán perdices.
Imágenes: jscreationzs & Salvatore Vuono (freedigitalphotos.net)
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