Por Juan Carlos Pérez Grande
Todos tenemos algo que nos apasiona. Cocinar, fabricar cerveza, hacer pan, jugar al padel... A veces, algunos privilegiados pueden convertir esa pasión en su medio de vida.
Imagina que la paella y que haces los domingos y por la que todos suspiran, la empiezas a hacer en tu propio restaurante y además los clientes te pagan por ello.
En todo caso, profesionalizar una pasión o una afición no siempre es rentable y se puede transformar en una pesadilla.
¿Eso supone que hay que renunciar a montar tu empresa con lo que te gusta? Ni mucho menos.
Lo único que supone es que hay que buscar el punto de equilibrio a partir del cual podamos ganar dinero y ver cómo llegar a ese punto de equilibrio.
Tengo un plan
Tener un plan es mucho más que que tener una idea en la cabeza. Es una idea estudiada y cuantificada. Afortunadamente, existe una forma estructurada para que el estudio de la viabilidad técnica y económica de tu idea sea más fácil. Se llama Plan de Empresa o Plan de Negocio.
Dado que el El Plan de Empresa se basa en previsiones, te permite visualizar que pasará bajo una serie de circunstancias. Así por ejemplo, cuando hagas el estudio de mercado, sabrás si tienes público potencial suficiente.
No des nada por hecho sin hacer unas mínimas comprobaciones.
Ya tengo mi negocio
Es importante que calcules el punto de equilibrio (o break even) de tu negocio (donde ni se gana ni se pierde) y la capacidad de producción máxima. Si el punto de equilibrio supone que tienes que producir por encima de tus capacidades, hay que buscar alternativas.
¿Cómo se encuentra el punto de equilibrio? En primer lugar haz un plan económico financiero. Calcula tus gastos, tanto los fijos, como los variables y los de personal. Ahora calcula previsiones de ventas hasta que el resultado sea cero, más o menos. Como los gastos variables varían según los ingresos, la mejor forma de hacerlo es con una hoja de cálculo.
En todo caso, no siempre es fácil calcular este punto de equilibrio, puesto que si tienes distintos productos y servicios, como suele ser habitual, cada uno tiene unos costes diferentes y hay que ir calculando ventas individuales.
Hay que ir probando escenarios.
Y entonces, ¿cierro o sigo?
Por otra parte, puede ser el momento de pivotar, de hacer cambios, de reducir costes o de aplicar el famoso neuromarketing. Si ya llevas un tiempo con tu negocio, seguro que sabes lo que funciona y lo que no. Pues bien, puedes hacer un presupuesto viendo que pasaría si potencias lo que mejor funciona.
Es posible que esto suponga nuevas inversiones, financiación o cambios de otro tipo. Todo esto debe reflejarse en el plan económico financiero. Este nos dirá si es viable económicamente o no.
No sé si mi negocio es rentable o no
En todo caso, es verdad que tiene sus limitaciones. La principal limitación es que refleja hechos pasados, y podemos tardar en reaccionar si sólo nos basamos en ella. Tampoco podemos llegar al detalle. Aunque si llevamos una contabilidad analítica podemos llevar un control de costes con ella.
¿Cómo puedo saber entonces si mi negocio es rentable o no?
Existen formas ágiles y sencillas, complementarias a la contabilidad, que permiten conocer la rentabilidad de nuestro negocio y de nuestros productos y servicios.
La gran aliada es la hoja de cálculo, por ejemplo excel. Una hoja de cálculo bien diseñada y bien alimentada, permite conocer el coste de cada producto o servicio, repartir los costes fijos y calcular el precio al que podemos venderlo sin perder dinero.
Si hay dinero en el banco me va bien, sino no
Es un error que se comete a veces.
Tener dinero en el banco no es sinónimo de rentabilidad, y no tenerlo tampoco significa que el negocio no sea rentable.
Los saldos del banco son circunstanciales, y también debemos preverlos.
En todo caso, el saldo del banco nunca puede servir como medidor de la rentabilidad. Incluso aunque cobres y pagues al contado. Siempre habrá gastos diferidos, los impuestos por ejemplo. Tampoco utilices los movimientos del extracto bancario para hacer el informe de ingresos y gastos.
Conclusión
Si piensas que puedes convertir en negocio tu pasión, ¡hazlo!, pero hazlo con cabeza. No pienses que porque a ti te guste será un negocio redondo. Si no lo es, no te salva ni el neuromarketing.
Planifica, analiza, estudia las alternativas y el entorno. No des nada por hecho.
Fuente: https://www.linkedin.com/pulse/tu-pasión-es-rentable-juan-carlos-pérez-grande-