Conoces a una mujer. Te sientes atraído por ella y te gustaría tener sexo, pero después de charlar por una media hora, una hora, o más, durante varios días, te decides y la invitas a salir. Ella acepta y como eres tan “caballeroso” le preguntas a donde desea ir.
-Me encanta “Carol y Alex” – te suelta.
“Ñoo, que caro es ese sitio”-piensas
-Este…está bien. Te recojo a las 8:00 pm – al fin respondes. Claro, porque el condicionamiento social dicta que los hombres son los que pagan y los débiles como tú, no se atreven a desafiar las costumbres…
Sales, gastas el poco dinero que tienes y que seguro te hacía falta para comprar aquella PC que tanto te gusta. En toda la charla no dices nada sexual, porque la muchacha aparenta ser muy decente, recatada, una buena chica de su casa. Tiene veinte años y hasta te ha pasado por la mente que pudiera ser virgen. Y además, tú eres un caballero que respeta a las damas porque eso te lo ha enseñado tu mamá y es lo que dicen las mujeres querer de los hombres, por otra parte todas las películas y telenovelas románticas te han mostrado que los héroes son respetuosos con ellas y terminan conquistando sus corazones. Hasta que a la entonces, le dices algo como…
-Eres muy linda, me gustas y estoy interesado en pasar más tiempo contigo…
Ella sonríe porque le gusta que la hallen linda. ¿A qué mujer no? Ohh, su sonrisa te fascina. Crees que todo va bien y como no eres un tímido intentas besarla.
-¿Pero qué estás haciendo?-responde malhumorada mientras aleja su rostro- Vas muy rápido. Nos estamos conociendo, yo no actúo así.
Tú solo atinas a pronunciar un disculpa y te sientes ridículo. La situación se te vuelve molesta y le expresas que quieres ser su novio, que por eso la has querido besar
Después de un momento de vacilación, ella pone cara tierna y termina diciéndote algo como.
– Mira X, la he pasado muy bien. Tú eres un muchacho maravilloso, un encanto, cualquier mujer querría ser la novia tuya, pero yo no soy mujer para ti. Quisiera que por ahora fuésemos amigos.
-Está bien- respondes y terminas la cena y la acompañas a su casa como todo un gentleman.
En todo momento guardas la forma para que no te vea molesto, pero al despedirte tu rostro se torna duro, triste.
Cuando pasan unos días te cambia el ánimo. Piensas que debes tener paciencia, que es una buena mujer, y que vale la pena esperar. Entonces sucede lo peor. Te enteras por un amigo que ella es amante de Y…
Y resulta que el tal Y es un ex presidiario de mala fama, que está casado, que no se gasta un centavo en ella y cada tarde la disfruta en todas las posiciones inimaginables, entrando por todos sus agujeros…y además, ella está desquiciada con el tipo y ni siquiera le importó cuando la esposa le dio un show frente a la casa, en presencia de los padres.
Por eso te sientes enojado, frustrado, amargado, y lloras de impotencia porque gastaste tu tiempo y tu dinero, adulándola, dedicándote a escuchar su conversaciones triviales para nada….
Te voy a mostrar cuál es tu problema.
Tu problema es el de la mayoría de los hombres. Tienes demasiado temor de ser real con las mujeres. En realidad no quieres salir con ellas a citas para estar gastando tanto dinero ni escuchar pláticas aburridas. Tú quieres besar, tocar, poseer…quizás una novia o esposa, pero también deseas tener sexo, porque a fin de cuentas eres hombre y está en tus genes desear a las mujeres. Pero como a la mayoría, tienes miedo de ser criticado, que te digan grosero, superficial o machista, o que te rechacen y se enteren los demás. Como consecuencia de eso, tu comportamiento tiende a ser complaciente. En conclusiones: Eres débil. Ellas lo huelen de lejos y las que son manipuladoras se aprovechan de esas debilidades. Te insto a ser auténtico, a expresar lo que quieres sin temor al rechazo o el que dirá.