Revista Psicología

Tú puedes ser un trébol de cuatro hojas

Por Jesús Portilla Jiménez @podiotriunfador
Tú puedes ser un trébol de cuatro hojasSi mis charlas anteriores: "La vida es maravillosa ¡Descúbrela!" y "El camino hacia tus sueños", causaron ya un buen impacto, con "La buena suerte", que se corresponde con mi artículo de hoy, y con la última "La fuerza de la ilusión", que será mi siguiente artículo, vi brillar los ojos de los asistentes y sentí en mi interior que les llenó de esperanza e ilusión, cosa que era el objetivo pretendido.
LA BUENA SUERTE
Todos pensamos en la suerte, deseamos tener suerte, opinamos de la gran suerte de los demás y cuestionamos nuestra inmerecida mala suerte, sin juzgar que la verdadera suerte, la buena suerte, es el resultado de nuestras decisiones.
¡Tú puedes encontrar el trébol de cuarto hojas!
Empecemos con el mensaje que nos transmite Diego Torres en su canción "color esperanza" "Vale más brillar, que solo buscar ver el sol".

Dice Francisco Alcaide: Una cosa es la “suerte” y otra diferente la “buena suerte”. La “suerte” es fruto del azar, no depende de uno, tiene un carácter efímero, y no se puede hacer nada especial por atraerla. Hay personas que hacen depender su vida de la “suerte” esperando que les permita ser lo que quieren ser. Rara vez ésta aparece, y cuando lo hace, habitualmente con la misma rapidez que viene, se va. Según los autores, “la mayor parte de los que resultan agraciados con un premio de lotería pierden casi todo lo recibido en un tiempo que oscila entre los cuatro y los siete años desde el gran acontecimiento. La “buena suerte”, por el contrario, es el resultado de decisiones inteligentes y valientes donde interviene la creatividad de cada persona para diseñar sus propias circunstancias. Para la “buena suerte” cada persona es el resultado de sus decisiones.
La buena suerte se fabrica. Sí, he dicho bien, la buena suerte se fabrica. Nuestros pensamientos, nuestras decisiones, nuestros actos fabrican la buena suerte. Tenemos un grave problema de fe en nosotros mismos. No tenemos confianza, no creemos en nuestra propia persona.
Phineas Parkhurst Quimby decía: «El hombre es la expresión de sus creencias». Te conviertes en lo que crees, te guste o no.
Todos tenemos al alcance la llave de la buena suerte, esa llave que abre todas las puertas, lo que pasa es que la gran mayoría la busca fuera, no dándose cuenta que se encuentra escondida en su interior. La falta de confianza en uno mismo y en sus capacidades, hace que la llave no esté a mano siempre y dificulte su búsqueda cuando la necesitamos. Es como cualquier objeto que no se usa nunca, que cuando verdaderamente lo necesitamos, no sabemos dónde está.
Todos tenemos las semillas del trébol de cuatro hojas, las semillas de la suerte, pero hay pocos que sepan o quieran buscar dónde plantarlas y pocos que aún así decidan regarlas y esperar pacientemente sus frutos.
Dice Anxo Pérez en su libro los 88 peldaños del éxito"La vida es un teatro donde unos pocos actúan y otros observan". ¿Tú que haces, actúas u observas? ¿Esperas a.., o haces que...?
La buena suerte la crea uno mismo con sus acciones y os aseguro que llega, pero hay que ser constante, paciente, no abandonar y sobre todo, confiar en que cada semilla da su fruto.
La palabra S.U.E.R.T.E. significa, Saber Utilizar Efectivamente tus Recursos para Tener Éxito.
Y como siempre, todo depende de tu actitud. ¡Qué piensas, qué haces, qué decides, cómo te comportas, qué decisiones tomas, cómo actúas, cual es tu imagen ante los demás, que muestras, qué reflejas ante todos!
La suerte es una actitud, la sonrisa llama a la sonrisa, el cariño llama al cariño, el trabajo llama al trabajo, el dar llama al recibir.
¿Qué reflejas? ¿Cómo te ven los demás?

“Mírate a tu espejo directamente, arráncate la piel para poder ver tras las capas de cebolla que te has ido poniendo encima para “sobrevivir” (todos/as lo hemos hecho y las tenemos), y enfréntate a tus demonios, esos que llevas tiempo intentando esquivar de manera inconsciente” (Fátima Abril).
Dice Wayne Dier: "En tu camino, cambia la forma de mirar las cosas y las cosas a las que miras cambiarán". ¿Con qué gafas miramos la vida? ¿Gafas de cerca, de lejos, oscuras, de colores? Porque como dice Wayne Dier, depende de la forma que miremos las cosas, así las veremos. ¡Cambia tu forma de mirar las cosas! Mira lo bonito y olvídate de lo feo, mira lo positivo y olvídate de lo negativo.
No se puede ir por la vida de derrotista y estreñido, porque si vas diciendo que vas a enfermar, enfermarás, si vas diciendo que no puedes, no podrás, si vas diciendo que seguro que sale mal, saldrá mal, si vas diciendo que nunca lo lograrás, seguro que no lo logras. ¿Llamas a la buena suerte o a la mala suerte? Tu objetivo es: ¡QUIERO, PUEDO Y LO VOY A CONSEGUIR!
No consigues lo que quieres sino lo que eres y transmites.
La vida no es cuestión de suerte, porque la suerte es cuestión de actitud. El que un alpinista español Juanito Oiarzabal suba varias veces los "ochomiles", no es cuestión de suerte. El que Rafa Nadal gane trofeos uno tras otro no es cuestión de suerte. El que Paco Pérez sea un chef español con cinco estrellas Michelín no es cuestión de suerte. La suerte siempre depende de nuestra actitud. El que encuentres el tan deseado trébol de cuatro hojas, siempre dependerá de ti, ¡créetelo!
Pero como dice Fernando Trías y Álex Rovira en su libro "La buena suerte": "Para que la Buena Suerte llegue, habrá que cambiar las circunstancias. No puede nacer un trébol de cuatro hojas donde nunca antes pudo nacer. La Buena Suerte viene de crear las circunstancias y no buscando sólo el propio beneficio. A los que sólo creen en el azar, crear circunstancias les resulta absurdo. A los que se dedican a crear las circunstancias, el azar no les preocupa. La buena suerte es para todos los que quieren crear las circunstancias. Únicamente consiste en crear circunstancias, por eso sólo depende de ti".
"La belleza del desierto reside en que en algún sitio esconde un pozo. Hay gente que sólo sabe ver arena, y hay gente que sabe ver un poco más allá de lo que tiene delante de la vista".
¿Aprovechas las oportunidades? La buena suerte está en un sí quiero, sí puedo, sí lo voy a conseguir, y das el paso, y te decides, y lo haces.
La buena suerte está en confiar en ti, en tus capacidades, en tus dones, en tu actitud, en tu valentía, en tus decisiones, en subir cada peldaño de la escalera de la suerte.
El camino desde "no lo haré" hasta "lo hice" puede ser imposible, muy largo y complicado, o simplemente puede ser un camino que bien planificado te lleve hasta tu objetivo en un plazo razonable. Analiza y profundiza sobre estos planteamientos y  consigue que tus pasos sean firmes y decisivos hacia cualquier destino que te propongas. Recuerda siempre que si no actúas sobre la vida, ella actuará sobre ti.
No desesperes la suerte se cuece a fuego lento, la felicidad se cuece a fuego lento, todo lo bueno se cuece a fuego lento. ¿Conocéis la historia del bambú?
La buena suerte está en los pequeños detalles. ¿Valoras lo que tienes a tu alrededor o solo miras lo que te falta?
Ocúpate de los medios”, decía Ghandi, “que el fin se ocupará de sí mismo”. "La persona dispuesta a alcanzar objetivos trabaja incansablemente hacia la colina. Cuando aparecen obstáculos, inventa alternativas; cuando las alternativas fallan, diseña otras nuevas. Cuando todo parece perdido, reflexiona. Cuando aún así todo parece igual, mantiene la ilusión, la esperanza y, sobre todo, la capacidad de trabajo. No espera golpes de fortuna repentinos, sino que confía en sí mismo y tira hacia delante. Cuando un camino se agota, fabrica nuevos senderos. Así una y otra vez hasta que alcanza la cota deseada" (Francisco Alcaide).
La buena  suerte te llama y mira a ver si estás preparado para recibirla. ¿Pero cuántas veces no atendemos su llamada? ¿Cuántas veces dejamos pasar el tren? ¿Cuántas veces no confiamos en nosotros mismos ni en nuestras capacidades y nos escondemos ante el miedo?
Pero lo más importante de todo, es que tú puedes ser la suerte de los demás. Tú puedes ser la buena suerte de otros. Tú puedes ser el trébol de 4 hojas. Recuerda el título de este ciclo de charlas que estoy compartiendo: ¡Ilusiónate ilusionando!

Decía la Madre Teresa de Calcuta: "Que nadie se acerque a ti sin que al irse se sienta mejor y más feliz".
Tú puedes dedicar a alguien el minuto que recordará toda la vida. La finalidad del camino es añadir valor a la vida de los demás e ir dejando huella.Tú también vas a influir en que sea un buen día para los demás que se crucen en el camino. Debes poner alegría allá por donde pases.
Hay que compartir, hay que dar para recibir. Porque la buena suerte es como el agua, si la dejas estancada, se pudre, cuando lo que necesita es fluir. La lección más importante, la da, la persona más insospechada. Las personas no valen por el tiempo que duran, sino por la huella que dejan.
La buena suerte se crea, se fabrica, se construye cada día a lado de cada persona que se cruza en nuestro camino.
Dice Anxo Pérez: "Las personas son las principales puertas de los paraísos de la vida. Y quién más llama, más paraísos descubre".
La vida es una gran orquesta y todos participamos en la gran sinfonía. No estamos solos. Que la buena suerte para los demás, sea conoceros, recibir vuestra luz, esa luz que transmitís. Nosotros podemos ser la suerte de los demás. Nosotros podemos ser el trébol de cuatro hojas que esté buscando quien se acerque a ti.
GRACIAS POR ESTAR AHÍ. En mi siguiente artículo te haré partícipe de la última charla, "La fuerza de la ilusión". ¡No te la pierdas!

Muchos de los que me conocéis me preguntáis cuándo va a salir mi nuevo libro que hablará de crecimiento personal. Estáis impacientes y me encanta pero, ¿sabéis una cosa?, como habéis leído en este artículo, todo lo bueno se cuece a fuego lento y después tiene que reposar. Ahora está en proceso de reposo y en breve, lo tendréis en el plato, en las librerías, en vuestra manos. 


¡Ya queda menos! Sentiréis su energía y su fuerza. 


Muchas gracias por vuestro ánimo. Sois gente fantástica.


Tú puedes ser un trébol de cuatro hojas

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