Ya llevas unos meses leyéndome y puedo hablar contigo de temas más íntimos. Esto son “secretos” entre tu y yo. Te voy a contar lo que mi amigo Ruperto, vamos a llamarle así, me relató hace pocos meses. Es el momento para explicar un problema con su pareja.
Algunas veces pensamos que sexualmente, el problema lo tiene el otro. Parece que, este otro, no genera el nivel necesario de deseo sexual en ti o no te hace tal o cual cosa. Y, en esto, que es la vida misma pasa igual que en otros temas. La pregunta de tu coach personal sería: “¿Tú has hecho o hiciste lo suficiente para darle lo que necesitaba o generarle ese deseo sexual?”
Es muy habitual oír entre parejas de divorciados que lo han dejado por que el sexo llego a ser una rutina y claro, ahora, ufff, ahora es otra cosa. Pero realmente hiciste lo necesario para mantener la llama fogosa o esperabas pasivamente que el otro generase pasión en ti?
Es posible que por educación o conservadurismo con la madre o el padre de tus hijos, no le plantearas esas cosas sexuales que te ponen. O quizá ese tipo de conversaciones que tanto te excitan con tu actual pareja, estable o no, te hacen ponerte a 100, no las tuvieras por si fuera a pensar de ti “lo que no eras”.
En la pareja la falta de comunicación lleva al fin. Y sobre todo en los asuntos de cama más todavía.
Mi amigo Ruperto se quejaba de eso. Que se aburría con su pareja y quería divorciarse. Que se cansaba de masturbarse viendo películas porno. La “temática” de estas películas solía ser similar a rubias con mucho pecho que gritaban al llegar al orgasmo. Su mujer es pelirroja con pelo corto y, aparentemente, poco femenina. Desde el punto de vista de algunos amigos, ella está bastante mejor que Ruperto, pero claro…. Es nuestro amigo…. jaja
Le recordé cuando la conoció, la de maravillas que contaba que hacían en la cama. Le pregunte, que cuando se mintió, la primera vez o ahora. Le dije que me contara en qué lugar se quedó la pasión en estos años.
Cuando tu forma de relacionarte puede llevarte a repetir patrones dolorosos, la solución no pasa por endurecer la coraza, necesitas traer más consciencia y responsabilidad a tu vida. Al principio de una relación generalmente te sientes abierto e ilusionado, pero los roles que adoptamos y las dinámicas que generamos acaban provocando desconfianza, resentimiento, dependencia o distanciamiento, saboteando el amor, la intimidad y nuestro propio crecimiento.
Puede ser que haya llegado el momento de modificar las bases para dejar de repetir patrones de codependencia sin cerrar el corazón.
¿Tu cómo tienes tu coraza para el amor?
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