Tulsa se hizo más grande en El Sol con un show mágico, cercano, lleno de amor, cariño y de canciones en las que solo había opción a dejarse llevar.
Tulsa en formato trío, pero ante todo, Tulsa rodeada de amigos, cómoda en un escenario donde hablar claro y donde dar todo lo necesario a esos fans (algunos asiduos) en la cercanía de un miércoles al calor de las Sesiones Ruido
Llegábamos para el último tema de Ainoa Buitrago (pedimos disculpas), pero la verdad es que nos gustó y nos apuntamos el nombre para ver su show de manera más tranquila. Comentado este apunte, nos dejamos llevar en Tulsa, desde que Miren salió sola en el primer tema, sabíamos que sería especial el directo y no defraudar; Charlie Bautista y Ramiro Nieto como músicos del escenario. En el repertorio, más de 20 canciones y claro está había que dejarse llevar en este show, daba igual el orden, solo importaba estar (y quedarse a ver como si hay camisetas de Tulsa). El idilio sonoro entre Miren y Charlie (como vimos en las Noches Gatas); pero sumar a Ramiro Nieto a la batería y pads era un aicerto, dado que Miren usaría un sampler, eléctrica y acústica para dar elegancia a las canciones mientras que Charlie usaría guitarra y teclados como armas sonoras junto a los coros. No iban a faltar ni Oda al amor efímero, Matxixako, A mis brazos y el resto de clásicos, pero había lugar a su nuevo disco y fue cuando llegó el cambio, llegaron nuevos hits, nuevos sonidos y casi la electrónica, pero es que Centauros ha llegado para quedarse y eso se notó en este directo. Pero la canción previa a Tres Venenos y esta que se menciona dieron ese extra antes del ocaso del concierto en el que seguíamos inmersos, una burbuja especial que solo este proyecto puede hacer y generar, un verdadero concierto perfecto en El Sol para abrir la semana por todo lo alto con una de las propuestas vitales de la escena nacional desde muchas perspectivas.
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