Revista Viajes
Fecha del viaje: Junio 2014
Extracto de Mi Diario de Viajes:
Esta madrugada, apenas podía dormir pues me encontraba tan excitada acurrucándome en el feedback de mi memoria, pensando en todo lo había vivido estos días pasados: el poder presenciar bellos paisajes del desierto, los oasis, visitar pueblos con casas cueva en el subsuelo de la tierra y conocer gente tan hospitalaria, El tener la oportunidad de aprender de la cultura bereber, con su forma de vida tan peculiar, sus costumbres e idiosincrasia, hace que me sienta una privilegiada ante lo que me ofrece la vida en el sur de Túnez.
Hoy, envueltos en un paisaje distinto de desierto pedregoso, nos vamos en 4x4 con Ahmed, para visitar los pueblos de alrededores de Matmata pasando por Toujane y los "ksour" para finalmente llegar a Chenini.
En el camino, podemos apreciar una maravillosa vista de todo el valle de Matmata. Proseguimos bajo un paisaje agreste de montaña. En una hora paramos en Toujane, un pequeño pueblo encaramado en la roca en su parte nueva y en el valle se encuentra situado el antiguo.
Podemos visitar alguna casa y nos enseñan como las mujeres tejen las alfombras y kilims tan coloridos típicos de la cultura bereber. Estas mujeres, aparte de llevar la casa y atender y educar a los niños también trabajan de 3 a 5 horas en el telar. Aquí es donde se fabrican las verdaderas alfombras y kilims bereberes.
Tasic, un lugareño de ojos de color caramelo nos acompaña un rato por el pueblo y nos invita a un dulce típico de almendra y miel llamado "cuerno de gacela". Delicioso.
Paseamos por la ladera en camino de cabras y nos dirigimos a la fuente del pueblo donde las mujeres vienen cargadas con garrafas de 20 litros de agua que se cuelgan en la cabeza llevándolas a la espalda.
Al llegar a la fuente saludamos a un niño que se encuentra cargando a su burro 4 garrafas en el lomo. Nos lavamos las manos y la cara para refrescarnos, pues empieza a hacer bastante calor.
Subimos a la cima para ver la vista completa del valle y el pueblo. Volvemos bajando por la ladera dando la vuelta y nos encontramos con unos niños jugando. Les llamo para reunirlos y se me quedan todos quietos para que les haga una foto. " Click" Francesc se acerca para hacerse una foto con ellos y uno de los críos se lo piensa mejor y sale corriendo por miedo.
Volvemos donde se encuentra Taric pues es el chico de la tienda de kilims del pueblo y nos invita a te al romero que escancia de una tetera enorme que acaba de hervir. Veo un kilim que me gusta mucho tejido en rombos, con peces y olas del mar. Observo los nudos que hay debajo. Le pregunto el precio, pero a los bereberes no les gusta el regateo.
Yo insisto en que me rebaje el precio que es un poco alto. Valoro las horas trabajadas de un kilim, valoro a esas mujeres que tejen durante horas aparte de su jornada diaria. Pero le digo a Taric que no deseo ofenderle pero el precio que me ofrece al encontrarme en el centro de fabricantes de kilims me lo ha de rebajar y finalmente accede.
Ahmed, también se encuentra con nosotros tomando el te y nos comenta que su madre también tejía y que hacía "burnous", que son las típicas capas con capucha que utilizan los hombres en invierno.
Me explica detalladamente el proceso desde que se recoje la lana del animal hasta su punto final. Cuando la lana se seca, la van afinando frotando con la piel de la pierna y van sacando lo que es el hilo de la lana. Posteriormente la tiñen y ya pueden empezar a tejer. Una alfombra o kilim puede tener un proceso de trabajo de unos 5 o 6 meses dependiendo de las horas de se empleen al dia, por lo que como bien dicen ellos, no se trata del dinero que cuesta sino del tiempo que se tarda en hacerlo.
Nos despedimos de Taric y le damos las gracias por su hospitalidad diciéndole que cuando volvamos a casa y coloquemos el kilim, una parte de Toujane y de su sonrisa seguirá con nosotros... Nos sonríe y humildemente me da las gracias.