El centro histórico de Bursa contiene varios edificios de la época otomana que forman parte del Patrimonio de la Humanidad.
El hotel Cesmeli, donde nos alojábamos se encontraba a escasos minutos andando del Koza Han, un antiguo caravasar donde los pequeños comercios vendían seda de calidad.
Enmedio del patio había una pequeña mezquita y alrededor de esta, pequeños puestos de cafeterías con tacitas de cerámica de café expuestas donde servían café recién molido y alguna tetería.
Desde la planta superior se veía una gran perspectiva de la montaña Uludag de 2543 mts de altura s.n.m. incluso se percibía algo de nieve a lo lejos.
Paseamos por innumerables bazares que se bifurcaban entre sí siendo el punto de unión peincipal el Bazar Kapali Çarsi. Nos gustó particularmente el Bedesten y el Eski Aynali Çarsi.
Pasamos por el Emir Han (antes había sido un hammam) reconvertido ahora en tiendas.
Fuimos hacia Ulu Cami, la mezquita constrída en 1399 con más de 193 escritos en caligrafía islámica en su interior, además de 20 cúpulas.
Era sábado y la mezquita se encontraba a rebosar con niños corriendo arriba y abajo. Ni siquiera me pidieron cubrirme la cabeza con el pañuelo, algo incomprensible siendo Bursa una ciudad tan conservadora.
Había una fuente redonda y un mihnrab bellamente decorado en madera. En el exterior se alzaban dos minaretes de más de 20 metros de altura.
Para descansar un poco del ajetreo fuimos a beber unas limonadas al Feda Han, el Café más antiguo de la ciudad, iluminado con luces de colores.
Cenamos cerca del Bazar y probamos el típico Bursa Kebabi especial de la ciudad con carne de cordero, tomate, yogur y pimiento verde.
Al día día siguiente nos fuimos hacia las puertas de la Ciudadela donde había un mirador de la ciudad de Bursa y su centro histórico.
En la Ciudadela estaba el barrio antiguo de Tophane, con bellas casas de madera y restos de la antigua muralla.
Bajamos para coger un taxi y nos llevó al pie del teleférico. Una vez allí nos informaron de precios y nos indicaron que se podía acceder hasta Sarialan, ya que la estación de esquí permanecía cerrada.
Pagamos 50 euros por persona ida y vuelta y nos hicieron pasar a un lounge para tomar lo que quisiéramos cafés, helados, refrescos, chocolates y otro tanto a la vuelta.
El viaje de ida y vuelta (total 36 minutos) en teleférico era espectacular pues recorría una distancia de 4'5km en cada viaje. Desde el teleférico de Bursa de 236 mts. recorria hasta 1635 mts.
Nos asombramos con las vistas sobre la ciudad y de sus montañas verdes. Era el pulmón verde de la ciudad. Cuando llegamos arriba paseamos por un pequeño sendero.
Habían casas de madera para pasar los fines de semana o para vacaciones. Era una especie de camping con todos los servicios.
Seguimos paseando pues el aire era fresco y puro y hacía un día estupendo. Nos sentamos en unos bancos de madera enmedio del bosque. Más allá se veía la montaña nevada.
A la vuelta con el teleférico hacía tanto viento que la cabina oscilaba y bajamos a menos velocidad. Una vez llegamos al lounge nos ofrecieron helados y agua.
Salimos de allí y bajamos unos 30 minutos hasta llegar a la Yeșil Cami ( la Mezquita Verde).
Primero visitamos la tumba del quinto sultán otomano, Mehmet I Çelebi, pintado el edificio en verde azulado y con bellos azulejos azules.
La Yeșil Cami terminó en 1422 en construirse y representa la influencia persa. Su fachada exterior es de mármol alrededor de su puerta principal.
Cuando entramos nos sentimos en Isfahán, por la belleza de sus mosaicos y las filigranas dibujadas en sus cúpulas y el mihnrab central. Decoraban los suelos moquetas suaves al tacto de tonos azulados.
Ya caía la tarde y nos fuimos hacia el Koza Han a cenar y tomamos lahmacun un tipo de pizza oriental y café típico turco recién molido. Una gozada para el paladar.