Revista Opinión

Turquía, hacia la dictadura

Publicado el 12 noviembre 2015 por Cronicasbarbaras

Los países islámicos no cambian y vuelven al despotismo político y/o religioso del pasado aunque hayan experimentado una revolución modernizadora y laicista.

Ocurre en la Turquía construida como país moderno sobre los escombros del imperio otomano desde 1923 hasta 2002, cuando Recep Tayyip Erdoğan fue elegido por primera vez primer ministro, cargo que mantuvo hasta 2014; entonces comenzó a competir por la presidencia que acaba de ganar tras un intento fallido este verano.

Los líderes occidentales lo presentan como un islamista moderado interesadamente, puesto que mantiene su país en la OTAN, de la que es miembro desde 1952, cuando gobernaban los herederos laicistas de Ataturk, el fundador de la República.

Erdoğan va cambiando lentamente Turquía, volviendo a los hábitos y a las numerosas prohibiciones del islam sunní otomano, más liberal que el de las escuelas salafistas, pero que sigue siendo nacionalislamista.

Mientras Bruselas le proponía integrar su país de 79 millones de habitantes y una vez y media más grande que España en la UE, el ahora presidente con amplia mayoría imponía prohibiciones a libertades, como la de prensa y comunicación, la de venta de productos rechazados por el islam, incluso espía y persigue a intelectuales y opositores.

Se apoya en el innegable progreso económico de sus mandatos –ahora tiene una renta per cápita de unos 18.000 euros, dos tercios de la española--, pero, sobre todo, en la vuelta a normas religiosas que el pueblo más pobre e ignorante ha agradecido, además del miedo popular a las guerras cercanas siria e iraquí, y el conflicto con la minoría kurda.

Los refugiados que huyen por Turquía hacia Europa de esos conflictos son otra arma para Erdoğan: puede abrir y cerrar fronteras a su voluntad. Y Europa está plegándosele.

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