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Turquía: un desastre causado por una construcción de mala calidad, no por un terremoto

Por Pallares
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En total hay un promedio de 20.000 terremotos cada año según el Servicio Geológico de Estados Unidos. O lo que es lo mismo, unos 55 cada día. Esta cifra hace que sea primordial diseñar edificios resistentes a terremotos, sobre todo en las áreas donde son especialmente comunes o catastróficos, como en Japón, Indonesia, China o Turquía.

Para evitar desastres existen estándares de construcción que velan por edificios resistentes a fuertes temblores. Sin embargo, a raíz de los terremotos devastadores en Turquía, mucho se está debatiendo sobre la aplicación laxa de esos códigos, pese a las advertencias de profesionales de geología e ingeniería.

En febrero el país fue noticia por dos fuertes sismos de magnitud 7,8 y 7,5 ocurridos en el sureste, alcanzando también el norte de Siria. Estos sucesos causaron un escenario desolador: más de 20.000 fallecidos, edificios de apartamentos derrumbados, escombros esparcidos por las calles e incluso familias refugiadas en tiendas de campaña en un estadio de fútbol. Al menos 24.900 edificios se derrumbaron o sufrieron graves daños en Turquía, según el ministro de Medio Ambiente, Murat Kurum.

Turquía: un desastre causado por una construcción de mala calidad, no por un terremoto

Sin duda, los terremotos sucesivos que demolieron o dañaron esos miles de inmuebles fueron extremadamente potentes: su fuerza fue magnificada por el hecho de que ocurrieron a poca profundidad. Pero, más allá de esto, algunos expertos afirman que muchas de las estructuras derribadas deberían haberse mantenido en pie. «La intensidad máxima de este terremoto fue violenta, pero no necesariamente suficiente para derribar edificios bien construidos», afirmó a la BBC el profesor de Planificación de Emergencias de la University College de Londres, David Alexander. “Este es un desastre causado por una construcción de mala calidad, no por un terremoto”.

Algunos terremotos anteriores —como uno que tuvo lugar en 1999 en la ciudad de Izmit, en el noroeste de Turquía— trajeron consigo un endurecimiento de las normas de construcción. Pero Alexander considera que hay dos problemas que persisten: por un lado, la escasa modernización de los edificios existentes, y por el otro, que las nuevas normas apenas se han aplicado en las nuevas construcciones.

Por su parte, el ministro de Justicia de Erdogan, Bekir Bozdag, advirtió: “Quienes han sido negligentes, culpables y responsables de la destrucción tras el terremoto responderán ante la justicia”. Frente a esto, varios expertos afirmaron que cualquier pesquisa seria sobre la raíz de la débil aplicación de los códigos de construcción debe incluir una revisión minuciosa a las políticas de construcción, así como a las autoridades regionales y locales que supervisaron —y promovieron— un auge inmobiliario que ayudó a impulsar el desarrollo.

Durante años Turquía tentó al destino al no hacer cumplir esas normativas modernas de construcción, al tiempo que permitió —y en algunos casos alentó— un auge inmobiliario en áreas propensas a sismos. Es bien sabido que muchos inmuebles fueron construidos con métodos inferiores y generalmente no se alinearon a los estándares gubernamentales, aseguró Eyup Muhcu, presidente de la Cámara de Arquitectos. Según él, los constructores suelen utilizar materiales de menor calidad, contratan a menos profesionales para supervisar los proyectos y no cumplen con varias regulaciones a fin de mantener costos bajos.

Muhcu agregó que eso incluye muchas construcciones antiguas, pero también apartamentos levantados en los últimos años, casi dos décadas después que el país adaptó sus códigos de construcción a los estándares contemporáneos. “La construcción en el área era deficiente y no firme, pese a la realidad de los sismos”, agregó. De acuerdo con los expertos, el problema fue en gran medida ignorado, dado que abordarlo sería costoso, impopular y frenaría un motor clave del crecimiento económico del país.

Turquía: un desastre causado por una construcción de mala calidad, no por un terremoto

Los cimientos del problema: impulsar el desarrollo sin medir el costo

Poco antes de las últimas elecciones presidenciales y parlamentarias de Turquía en 2018, el gobierno dio a conocer un programa extenso para otorgar amnistía a compañías e individuos responsables de ciertas violaciones de los códigos de construcción del país. Al pagar una multa, los infractores podrían evitar la obligación de adaptar sus edificios al código. Tales amnistías también han sido usadas por gobiernos previos antes de las elecciones.

Como parte de ese programa de amnistía, la agencia gubernamental responsable de hacer cumplir los códigos de construcción reconoció que más de la mitad de todas las construcciones del país —que representan unos 13 millones de apartamentos— no cumplían con los estándares actuales.

Los tipos de violaciones mencionadas en ese informe del Ministerio de Medio Ambiente y Urbanismo fueron muy variados, incluyendo viviendas construidas sin permisos, inmuebles que añadieron pisos adicionales o ampliaron balcones sin autorización, y la existencia de las llamadas viviendas precarias para familias de bajos recursos. El informe no especificó cuántos inmuebles violaban los códigos relacionados con la protección contra sismos o la integridad estructural básica, pero la realidad era evidente.

“La amnistía de la construcción no significa que un inmueble sea firme”, advirtió hace unos años el actual jefe del Ministerio de Medio Ambiente y Urbanización, Murat Kurum. Según él, la llamada “construcción de la paz” del gobierno turco presentada antes de las elecciones de 2018 como una manera de asegurar los votos, en efecto, ha legalizado los inmuebles inseguros. “Lo estamos pagando con miles de muertes, la destrucción de miles de edificios y pérdidas económicas”, aseveró.

El resultado de ese incentivo estatal ha pregonado regularmente el auge de la construcción en las últimas dos décadas, incluyendo nuevos aeropuertos, carreteras, puentes y hospitales, como prueba de su éxito durante más de 20 años en el poder.  En 2021, la Cámara de Ingenieros Geológicos de Turquía publicó una serie de informes que alertaban sobre los inmuebles existentes y las nuevas construcciones en áreas destruidas por terremotos como Kahramanmaras, Hatay y Osmaniye. El organismo instó al gobierno a realizar estudios para garantizar que los inmuebles cumplieran con los códigos y se construyeran en zonas seguras. Un año antes, incluso, emitió un informe que calificó directamente como peligrosas las políticas de amnistía de la construcción y advirtió que la “indiferencia a la cultura de seguridad ante desastres” causaría muertes prevenibles.

Gran parte de los edificios construidos en el último tiempo fueron devastados por el sismo. No es menor el dato de que hasta 75.000 edificios en la zona afectada por el terremoto en el sur han recibido este tipo de amnistías, según Pelin Pınar Giritlioğlu, director de Estambul de la Cámara de Urbanistas de la Unión de Ingenieros y Arquitectos. Emin Koramaz, presidente de la Unión de Cámaras de Arquitectos e Ingenieros de Turquía ha asegurado a la agencia EFE que durante los últimos 20 años se han producido ocho grandes legalizaciones de edificios «inseguros, podridos e ilegales» que habían sido construidos y habitados sin las correspondientes licencias. Algo que el geólogo Celal Sengor considera que equivale a un «crimen».

En la provincia de Hatay, donde fue mayor el número de víctimas y una pista de aterrizaje del aeropuerto y dos hospitales públicos fueron destruidos, el sobreviviente Bestami Coskuner dijo que muchos inmuebles nuevos se derrumbaron, incluso los nuevos y “ostentosos”. En Antakya, una ciudad histórica en Hatay, se vino abajo un edificio de 12 pisos con 250 unidades que se terminó de construir en 2013, dejando un número incalculable de muertos o personas atrapadas vivas. La Residencia Ronesans era considerada uno de los edificios de “lujo” en el área, de acuerdo con medios turcos, y en las redes sociales fue promocionada como “un pedazo de cielo”. Otro edificio destruido en Antakya es el Guclu Bahce, cuya construcción inició en 2017 y se inauguró con bombo y platillo en 2019 con una ceremonia a la que asistieron el alcalde de Hatay y otros funcionarios municipales, según el sitio web de verificación de hechos Dogrulukpayi 

Turquía: un desastre causado por una construcción de mala calidad, no por un terremoto

Edificios a prueba de terremotos: casos de éxito  

En algunos países como Japón, millones de personas viven en edificios que parecen tocar el cielo, pese al historial de terremotos severos en el país. Algo que en parte se debe al esfuerzo de ingenieros y arquitectos para conseguir nuevos materiales de construcción y diseños resistentes a fuertes temblores. 

“Una forma de resistir las fuerzas del suelo es ‘levantar’ los cimientos del edificio por encima de la tierra a través de un método llamado aislamiento de base”, explica la compañía Big Rentz. Esta técnica consiste en construir un edificio sobre almohadillas flexibles de acero, caucho y plomo. De esta forma, cuando la base se mueve durante un terremoto, los aisladores vibran mientras la estructura permanece estable y se evita que las ondas sísmicas viajen a través del edificio.

Algunos edificios están equipados con dispositivos de control vibratorio. Se trata de una especie de amortiguadores que se colocan entre columnas y vigas para disipar la fuerza de las vibraciones. Mientras tanto, en algunos rascacielos se pone una especie de bola en la parte superior de la estructura. “Cuando el edificio comienza a balancearse, la bola actúa como un péndulo y se mueve en dirección opuesta para estabilizar el edificio”, señalan desde Big Rentz.

Turquía: un desastre causado por una construcción de mala calidad, no por un terremoto

El rascacielos Taipei 101 tiene un péndulo en la parte superior de la estructura. Crédito: Wikimedia Commons.

Además de usar amortiguadores o péndulos para disipar la energía de un terremoto, hay quienes experimentan con diferentes materiales para mejorar la estabilidad de algunos edificios y evitar que las excitaciones sísmicas provoquen colisiones en estructuras adyacentes. 

En Taiwán, una zona sísmica que precisa medidas especiales para la construcción, un equipo de investigadores ha desarrollado un nuevo tipo de hormigón armado que, al ser hasta dos veces más resistente que el tradicional, permite duplicar la altura de los edificios.

Entre las grandes estructuras que utilizan sistemas de protección antisísmica, están el rascacielos Taipei 101, en Taiwán; el Burj Khalifa, en Dubái; o las Torres Petronas, en Kuala Lumpur, la capital de Malasia. 

Fuente: https://www.sacyr.com/-/ingenieria-antisismica-frente-a-los-edificios-podridos-derrumbados-en-turquiahttps://www.infobae.com/america/mundo/2023/02/10/turquia-tento-al-destino-pese-a-las-advertencias-muchos-edificios-no-fueron-construidos-con-estandares-antisismicos/
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