Hoy hace 2 años que vi por primera vez tu carita y que te enganchaste a mi pecho como si en él te fuera la vida.
2 años mezcla de esfuerzo, cansancio, adaptaciones, aprendizaje mutuo y sobretodo mucho, mucho, amor por esos dos ojazos azules y esos mofletes que vuelven loco a todo el mundo.
Tu fuerte carácter convive con ese cariño que desprendes por doquier. Siempre con una sonrisa puesta, como debe ser.
Substituyes palabras por divertidos gestos. Ya haces tus primeros garabatos, sólo hace falta que aprendas a hacerlos dentro del papel, no en el suelo. Tu cabezonería y tu afán por hacer todo lo que hace tu hermano mayor te ha llevado a ir en patinete antes de los dos años, a usar la moto como un corredor del GP de motociclismo, a trepar como los monos, a hacer tus primeros regates en el fútbol… Se nota que tienes un muy buen referente.
Parece que ya te has olvidado de la escobilla del wáter, uno de tus artilugios favoritos durante estos primeros dos años de vida. Has dejado de remover cajones, y poco a poco vas dejando de hacer lanzamiento de objetos, aunque todavía tememos que alguno de estos días nos saques el ojo a alguno de nosotros. Eres muy autónomo para tu edad, hace mucho tiempo que ya comes solo, que sabes hacer pipí en el wáter (ahora sólo hace falta que mamá y papá hagamos el salto final para despedirnos del pañal), que cortas tus alimentos, que usas tijeras, que… te espabilas en muchas cosas, gracias en buena parte a tu cabezonería (en algo tenías que parecerte a mamá). Esa cabezonería que muchas veces se traduce en tremendas rabietas, pero que a la vez te permite aprender muchas cosas, porque no tiras nunca la toalla.
Y hoy cumples 2 preciosos años. Podría pensar que hoy, soplando tus velas, lanzaría el deseo de poder al fin dormir una noche seguida. Pero no, te sorprenderé y te diré, que lo que pediré es que siga esa sonrisa en tu cara y ojalá perdure hasta tu último aliento.
¡Muchas felicidades Peque!
Te quiere, no mucho, sino muchísimo, tu mamá.