¿Qué significa el éxito para ti?
¿Qué estarías dispuesto a hacer para alcanzarlo?
¿Arriesgarías tu futuro, tu imagen, tu reputación; por obtenerlo hoy mismo?
¿Sacrificarías a tu familia, tu trabajo, tu salud o, tu vida?
En el entorno social que vivimos en esta segunda década del siglo 21; es evidente que muchas personas hacen o harían cualquier cosa por obtener lo que para ellos significa ser exitosos.
Alcanzar una posición de alto nivel, tener poder; pero en especial tener dinero… mucho dinero; hacen que “el fin justifique los medios”, y es por ello que cada día se producen y reproducen los actos de corrupción, de delincuencia, organizada y la no tanto; la informalidad y un sin fin de actos ilegales y/o no éticos (hay actos legales que no son éticos, por ejemplo “la mano de dios” y “no era penal”); al grado de adoptarlos como parte de nuestra vida cotidiana.
No es sorpresa que un día se descubra que un individuo, empresa o institución cuya imagen era de supuesta integridad; resulte que la realidad está lejos de un comportamiento basado en los valores universales.
¿Qué hace que las personas se olviden de los aspectos básicos de la moralidad, de la convivencia, de los valores como el respeto, la honestidad y, sobre todo de la congruencia entre el decir y hacer?
Mi respuesta, simplista tal vez, es que la tolerancia al fracaso y la cultura de la “inmediatez”; son las fuentes de este “tsunami” social que ha arrasado con las bases de la cultura, de la identidad y hasta del orgullo personal en ser “Gente de Bien”.
La tolerancia al fracaso, tiene que ver con la práctica, la perseverancia, la constancia. Con la Fuerza de Voluntad para resistir los golpes de la realidad, para levantarte una y mil veces si es necesario; pero seguir adelante. Tiene que ver con la visión de mediano y largo plazo; con la capacidad de no perderte en el dolor del “hoy” y confiar en que “mañana será un mejor día”… si haces lo que te corresponde para que así sea.
La Cultura de la Inmediatez, hoy que tantas cosas son desechables; que buscamos que las cosas se conecten y funcionen de inmediato (Plug and Play); que nos desesperamos porque la computadora tarda más de 10 segun
dos en abrir un programa o una página en internet; que se prefiere la comida rápida a los banquetes; los “frees” a una relación de largo plazo (no me atreví a escribir “matrimonio”, porque es evidente que está en procesode extinción); ¿por qué habríamos de recorrer un largo camino para alcanzar el éxito? Los jóvenes desean inventar un software o aplicación que los haga millonarios de la noche a la mañana; pero sufren tener que estudiar o practicar para desarrollar conocimiento o habilidad. Los adultos desean sacarse la lotería, o encontrarse un portafolio lleno de dinero, para así pagar sus deudas y dejar de trabajar el resto de su vida. ¿Es entonces una sorpresa que cada día haya más sicarios y narcotraficantes; políticos o empresarios corruptos?Mi abuelo decía que “Es preferible dormir en un petate en el suelo, que tener una cama con sábanas de seda y almohadas con relleno de plumas; pero no poder dormir”. Me lo decía con el fin de que mis decisiones y acciones contribuyeran a que mi “conciencia” estuviera tranquila, de acuerdo con la educación y valores compartidos en la familia. Hoy en día, probablemente, la conciencia se haya desvanecido y, seguramente; la gente no pueda, ni quiera, dormir en un petate (Estimado lector dejo el enlace a wikipedia por si desconoces el significado de esta palabra http://es.wikipedia.org/wiki/Petate).
Estamos pues, ante una realidad preocupante ¿qué pasará en 10 años, podremos salir a la calle sin miedo a ser atacados por aquel que considera que puede obtener rápidamente, aquello por lo que has trabajado durante años? ¿volveremos a la ley de la jungla, en donde el fuerte se come al débil; o tal vez deba decir: En donde el tranza es el que avanza?
“Somos más los buenos” dicen los optimistas y entusiastas por una mejor sociedad. Estoy de acuerdo; pero sé que debemos educar a las nuevas generaciones para que entiendan que no hay atajos para el éxito. Los atajos no sólo matan los valores y buenas costumbres; sino que envenenan el espíritu y corrompen la sociedad en todos los niveles.
Sirva el siguiente cuadro para promover una nueva cultura de dedicación, esfuerzo y perseverancia; nada deseo más para mis hijas y las futuras generaciones que su nueva realidad sea mejor que la que hoy nos toca vivir.