Algún día, supongo, alguien vendrá a Tussam y tirará de calculadora. Digo esto porque si alguien piensa de verdad sanear esta empresa, lo primero que tendrá que hacer, según mandata el sentido común, es saber la situación real en que se encuentran sus números y localizar los agujeros por los que se ha despeñado el dinero, para intentar sellarlos cuanto antes y, de paso, exigir las responsabilidades que vinieran al caso. Ese día puede que algunos no ganen para el susto.
Tal vez entonces sepamos con exactitud cuánto nos cuestan a los sevillanos los ímprobos esfuerzos desus responsables, políticos y de gestión, en lavar públicamente la imagen de una empresa que se les cae a pedazos precisamente por las barbaridades que están cometiendo en la manera de gestionarla.
Ya se sabe que nada es más satisfactorio que tener un periodista siempre mano, y que curiosamente es el mismo invariablemente, por aquello de dar eco al mensaje que se le envía desde la dirección de la empresa. Y, claro, nunca se tiene tiempo suficiente en una redacción para cuestionar el mensaje, para contrastar los datos o siquiera para pedir la opinión a una fuente contraria que pueda aportar un punto de vista diferente. O tal vez lo que no se tiene son ganas, por aquello de que igual el resultado final no interesa. Siempre, por supuesto, sin tener en cuenta el interés de los ciudadanos. Faltaría más.
Pero haciendo un somero repaso a la gestión efectuada en Tussam desde que Monteseirín fue tocado por el aura del poder, es decir desde 1999, y basándonos en exclusiva en los datos que ellos mismos proporcionan, cuando tienen la bondad de hacerlo, el paraíso que pretenden vendernos resulta que no es tal.
Tan sólo en número de viajeros, la gestión del todavía Alcalde ha supuesto una pérdida de más de doce millones, lo que multiplicado por el coste medio del viaje de cada año supongo que será una pasta, por mucho que desde la dirección pretendan quitarle enjundia al asunto. Pero es que Arizaga, ese gerente tan amante de la libertad de expresión que dirige la empresa, se lleva la palma del meollo, porque durante su reinado desde 2004 hasta aquí ha dilapidado más de la mitad de dicha cantidad. En concreto la nada despreciable cifra de seis millones trescientos mil viajeros. Lo que se dice calderilla, vamos.
En el mismo período, y en cuanto a números globales, las pérdidas de la empresa han sufrido un incremento del orden del 256 %, mientras los gastos en personal sólo se han incrementado un 200%.
Y, volviendo al tema de la propaganda y los medios, sólo decir que en 2008 Tussam se gastó en publicidad a través de la AIE de Sevilla la nada desdeñable cantidad de 281.497 euros y otros 448.118 euros en 2009.
En el desglose de dichas cantidades aparecen curiosidades dignas de mencionar. Como que a Tussam le cuesta en 2008 una campaña de publicidad del 072 más de veinticinco mil euros, o que la Cadena Ser cobra más de veintiséis mil por el especial de primavera y por el apoyo a las acciones del ayuntamiento en los barrios. También figuran la desparecida Localia con 10.165 euros, El País con 24,355, Diario de Sevilla y El Correo de Andalucía, con otras cantidades menores y un patrocinio cultural de la AIE por quince mil.
En 2009, la Cadena Ser con cerca de 50.000 euros y e-Sevilla con 55.000 se llevan la palma, seguidos en corto por el 110 Aniversario de El Correo de Andalucía con más de 38.000 euros. Además, la campaña de publicidad del sentido único de la ronda histórica nos costó cerca de 43.000 euros y la guía de semana santa de El País cerca de 12.000. Completan el año Antena 3, RNE, Giralda TV y RNE con cantidades que oscilan entre los tres mil y los diecinueve mil euros. La guinda la pone una campaña de conmemoración del trigésimo aniversario del Ayuntamiento por casi 14.000 euros.
Como es fácil deducir, todas son inversiones más que necesarias para la buena marcha financiera de Tussam, que no olvidemos se explota en régimen de casi monopolio, sin las cuales la empresa no podría presentar los números de rentabilidad que luce y que le permiten estos pequeños dispendios en publicitar actividades que rara vez tienen que ver con el cometido de la empresa. Hay muchos más apuntes que certifican el dispendio innecesario en una empresa con un equilibrio financiero casi imposible, pero sería demasiado largo y aburrido detallarlos aquí.
Quizás ahora, con estos datos, resulte más comprensible el hecho de que cada vez que lo necesita, Tussam encuentra el vocero adecuado en según qué medios. No hace falta ser un lince para percatarse de que los medios que aparecen citados tienen un denominador común bastante fácil de deducir. Por eso no resulta inverosímil la contundencia de las campañas para criminalizar la plantilla cada vez que se han intentado movilizaciones en defensa de sus derechos. Es lo que tiene la prensa libre.