Revista Política

Tussam, miente que algo queda

Publicado el 18 abril 2010 por Jackdaniels

En el conflicto de Tussam, el dicho popular de difama que algo queda se está convirtiendo en el árbitro del pulso con la opinión pública al que nos somete una dirección empresarial incompetente y una dirección política incapaz de aportar alguna solución y nunca dispuesta a asumir sus propios errores ni a aportar luz y taquígrafos a las oscuras cuentas de la empresa.

Guillermo Gutiérrez, con tal de que no salga a la luz lo que todos sabemos que hay en la cuentas de Tussam ni que quede al descubierto la utilización torticera de una empresa de casi mil quinientos trabajadores en beneficio de la causa y los intereses personales de algunos, que nada tienen que ver con la viabilidad de la empresa, ha hecho un pacto con el diablo y se dedica a difamar con mentiras lanzadas desde los medios para condicionar a la opinión pública y que no se fije en la verdadera causa por la que habrá una huelga en Feria, que no es otra que al alcalde y a su adlátere Fran Fernández no les satisfacen los destinos políticos que el partido les tiene designados una vez se produzca su salida del Ayuntamiento.

En esta disyuntiva, el ínclito Gutiérrez se dedica a hacer declaraciones a los medios día sí y el otro también falseando la realidad y con el único objetivo de echar a toda la ciudad encima de los trabajadores que están ejerciendo un legítimo derecho constitucional en defensa de sus también legítimos intereses. Resulta cuando menos sorprendente que esta ciudadanía tan democrática y bien formada no se haya percatado todavía de que este señor habla demasiado y gestiona poco o nada. Y si no, que analicen en profundidad las cuentas de resultados de la empresa y los logros de gestión conseguidos si es que son capaces de ver alguno.

Este dirigente que se queda dormido en las rondas de negociación y cuando está despierto sólo se dedica a llevarle jarras de agua fresca a su mentor, ha manifestado por activa y por pasiva que los trabajadores lo único que pretenden es mantener el poder adquisitivo, cuando él sabe mejor que nadie que es incierto.

Si analizamos la propuesta de los trabajadores a la empresa observaremos que las subidas que se plantean para los próximos tres años son de un 0,6% para este año, un 0,9 % para el próximo y un 1,2% para 2012. La previsión de IPC para 2010 está situada actualmente en el 1,3%, lo que ya supondría una pérdida de poder adquisitivo de nada menos 0,7% que asumiríamos los trabajadores de forma unilateral. Pero es que además, el IPC interanual a Marzo de 2010 se ha situado en un 1,4%, lo que no hace descabellado que dicha previsión se vea superada a final de años, con lo que la pérdida de poder adquisitivo sería aún mayor. Todo esto sin mencionar que el acuerdo a nivel nacional alcanzado entre patronal, gobierno y sindicatos sitúa las subidas salariales para este año en el 1%, 0,4 puntos por encima de lo que se pide en Tussam.

En lo referente a que queremos incrementar la plantilla en 140 trabajadores no se sostiene por si mismo, ya que lo único que se ha pedido es la creación de una bolsa de trabajo que haga posible la incorporación paulatina de dichos trabajadores en un período que culminaría en 2015, siendo contratados mientras tanto para cubrir bajas y jubilaciones.

En lo único que este contador de historias dice la verdad es en que nos oponemos a la privatización de líneas, algo para lo que no necesita del consentimiento de los representantes de los trabajadores. La pregunta es ¿por qué no lo ha hecho todavía sin tan necesario resulta para la viabilidad de la empresa? Y la respuesta no puede ser más sencilla; porque peligra el pacto de gobierno si se atreve a hacerlo. Esto pone de manifiesto que aquí ese argumento de lo que es o no vital para la supervivencia de la empresa no es tal cuando de por medio está en juego la permanencia en la poltrona. O lo que es lo mismo, que tanta preocupación por el futuro de una empresa fundamental para el buen funcionamiento de la ciudad pasa inexcusablemente porque las ambiciones personales de sus regidos estén debidamente satisfechas más que por lo que sea conveniente para la propia empresa o para el bien de la ciudad.

Así las cosas, no es de esperar que este tipo de información, más ajustada a la realidad, aparezca ni por asomo en los medios, que su pasta les ha costado a esos que tan preocupados están por las terrible cuentas de la empresa. Por el contrario, seguirá apareciendo como por ensalmo la palabra “chantaje”, tan de moda últimamente cuando se trata de calificar al legítimo ejercicio de la huelga en defensa de los intereses de los trabajadores.

Y no se les cae la cara de vergüenza a ninguno, ni a los periodistas ni a estos políticos de tres al cuarto. Porque esta democracia minusválida en la que se está convirtiendo la española tiene la desfachatez y la hipocresía de denominar como chantaje al ejercicio de un derecho constitucional y calla y asiente ante la atrocidad de una Ley de Amnistía de 1977 que permite la impunidad de autores de crímenes contra la humanidad condenando al oprobio y la oscuridad a miles de familiares de víctimas del franquismo. Si eso no es un chantaje que alguien me lo explique.



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