El gerente de Tussam, Carlos Arizaga, acaba de imponer al autor de este blog una sanción de nueve meses de empleo y sueldo por la actitud crítica mantenida con su gestión al frente de la compañía. Entre que si lo cesa o lo deja en el cargo el nuevo alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, Arizaga sigue a lo suyo. Ya se sabe, a río revuelto, ganancia de pescadores.
Lo de matar al mensajero continúa vigente en una democracia occidental del siglo XXI y en una empresa pública sufragada con los impuestos de todos, donde la libertad de expresión y de información es un delito tan grave o más que el de brujería en los tiempos de la Sagrada Inquisición.
El expediente disciplinario que me incoó el pasado 15 de abril, y al que se le añadió un nuevo cargo el 11 de mayo, ha decidido resolverlo este mediodía con la comunicación de dos sanciones, una por cada cargo, de seis y nueve meses de empleo y sueldo respectivamente.
El primer cargo hace alusión al contenido de una serie de artículos publicados en esta bitácora desde septiembre de 2009. Simplemente se refiere el nombre de cada artículo y se extrae algún párrafo del contexto sin ninguna otra referencia. Los enlaces a los citados artículos son estos:
Lucha de gigantes
Confirmada otra sanción en Tussam por los incidentes tras el suicidio de José Luis Alonso
Tussam pierde el juicio por los incidentes que ocasionó el suicidio de un trabajador
El gerente recordman de Transportes Urbanos de Sevilla
Arrancan las negociaciones del convenio de Transportes Urbanos de Sevilla
El rey en pelotas
El tamiz que vela las cuentas de Tussam
Los amagos de Arizaga
La verborrea espontánea de Guillermo Gutiérrez, vicepresidente de Tussam
Alcalde, mejor me echas
La nueva cacicada de Arizaga, gerente de Tussam
Se quejan del gerente al vicepresidente de Tussam
Izquierda Unida recrimina al alcalde la manipulación política de Tussam
El señor feudal de Tussam
¿Cuánto cobran los directivos de Tussam?
Un convento llamado Tussam
Un rayo de esperanza para los eventuales de Tussam
Las primeras sombras del ocaso tras doce años en el cargo
Tussam, como el Fundador, está como nunca
El gerente trilero de Tussam
Aguafiestas en la inauguración del Metrocentro
Arizaga a lo Belén Esteban
Por ello se me sanciona con tres meses de empleo y sueldo conforme al Estatuto de los Trabajadores, Art. 54.2, apartados c y d, al Laudo arbitral de fecha 24.11.00 (B.O.E. nº 48 de 24.02.01), Capítulo V Régimen disciplinario, faltas muy graves, apartados c y n. Además de una referencia al Art. 72 del convenio de Tussam.
El segundo cargo es referente a los datos aparecidos en el artículo de este blog titulado “Tussam mejora en los medios (nunca mejor dicho)”,por el que se me sanciona a seis meses de empleo y sueldo conforme a lo mismo que en el anterior, salvo que los apartados del Laudo a los que se acoge ahora son los c, d y h.
Lo dejo todo enlazado para que quien quiera pueda sacar sus propias conclusiones.
Uno de los derechos fundamentales recogidos en la Constitución Española, en su artículo 20, es el de libertad de expresión y de información, lo que conlleva el derecho a la crítica tal y como está regulado por abundante jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Siendo la crítica a un cargo público aceptable incluso con un nivel mayor de acidez que a un ciudadano de a pie, puesto que cobra del erario público y se entiende que es inherente al cargo.
No aceptar la crítica cuando se ostenta una cargo público por el que se cobra bastante más que el Presidente del Gobierno ya es grave, pero lo es aún más que, como consecuencia de esa negativa, se utilice el poder del que se dispone para intentar acallarla mediante una maniobra burda de represión al estilo de tiempos ya casi olvidados.
Juan Ignacio Zoido, una vez alcanzada la alcaldía, prometió que iba a gobernar Sevilla para todos. Lo que acaba de hacer el gerente de una de sus empresas municipales no es, desde luego, un acto que se pueda considerar como el mejor ejemplo de ello.
Los mensajeros nos dedicamos a contar los acontecimientos con mayor o menor acierto. Las decisiones las toman los políticos, también con mayor o menor acierto.Son los depositarios del poder quienes ponen y cesan a los cargos. Los mensajeros sólo nos dedicamos a contarlo.
Arizaga pretende aplicar una justicia que no existe, la suya, y que no es de recibo, utilizando en beneficio propio todo el sistema y todo el poder que los sevillanos depositamos en manos de quien nos gobierna y que lo puso o lo mantiene al frente de una empresa pública. Algo que luce bien poco en un sistema que se dice democrático.