El saber nuestro origen es fundamental para conocer por qué tenemos cara de australopithecus o incluso si el amarillo color de algunos se debe a un ancestro asiático o simplemente a un brote hepático. Aunque si son españoles y pretenden aventurarse y escarbar hasta encontrar la verdadera raíz de su árbol genealógico, les voy a ahorrar el trabajo puesto que alrededor del 70% de los varones españoles son parientes de Tutankamón.
Sí, ese de las vendas. Vamos, en definitiva una momia. Pero antes de ser embalsamado el joven faraón que ascendió al trono antes de alcanzar los 10 años de edad, fue persona, y persona con ADN, y ese ADN es ahora el que indica que somos parientes. El grado de consanguineidad, lo desconozco, pero sí he sabido a través del Centro de Geanología de Zurich – Igenea, que el grupo genético del faraón coincide con el de los españoles.
Así que ahora tras conocer este dato podemos empezar a darnos cuenta de por qué el español varón se comporta como se comporta. Lo hace sintiéndose superior, sin serlo, y encima entre los suyos, cuando éstos también tienen el origen de una deidad. ¿Cuántas veces no te habrá tratado un amigo tuyo con soberbia y altanería exigiendo que le alcances un refresco de la nevera porque sí? ¿O qué pasa con esos jefes calvos que con un puro en la mano, como si de un cetro se tratara y un látigo en la otra, nos fustigan como esclavos para que terminemos en un día la faraónica tarea que nos ha encomendado?
Y es que aunque siempre hemos presumido de ser latinos, neo-americanos o sub-europeos, lo que nos demuestra este estudio es que al final somos casi egipcios, o eso, o algo parecido. Pero es verdad que da bastante subidón eso de sentirse un ser superior y mirar por encima del hombro a los demás. Yo, desde que me enteré de la noticia, me he tostado aún más la piel, llevo túnica y sandalias y dejo que me acompañe un perro “despelusado” (lo que encontré más parecido a un león). Lo malo que la policía más que por un faraón me tomó por un fanático religioso adorador del movimiento 15M y ahora ando entre rejas.
Y aunque suene fuera de contexto, si de verdad tenemos ADN de este faraón e incluso como indican, la mutación ha sido encontrada en otros tantos países europeos esto solo se explica por dos teorías. Una, o que el Tutankamon tenía un harén tan grande del que se deshizo por toda Europa germinando así su semilla por el continente ó dos, que en realidad el faraón fue un extraterrestre y al final todos somos descendientes de un ser de otro planeta. Por lo que, sea como fuere, amigo descendiente de Tuntankamon, lo único que le aconsejo es que evite gobernar a quienes crea sus súbditos, ya que no hay mayor esclavo que aquel que depende de su poder.
Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…