En los años 60 Yves Saint Laurent nos mostró la que sería su primera versión del tuxedo femenino, o como el lo denominó, Le smoquin. Un traje que acabaría siendo una de sus piezas estrella.Por aquel entonces, los clientes no terminaban de entender la transgresión que suponía, y la crítica que consideró aquellos diseños anticuados, le auguraba al modisto un corto recorrido en el mundo de la moda. Sin embargo no podían estar más equivocados.
Pese a la escasa aceptación que tuvo inicialmente, supuso un punto de inflexión en la carrera del diseñador y en la historia de la moda.
Las primeras en apreciar tan arriesgada apuesta estética fueron algunas de las más influyentes divas del momento, como Lauren Bacall o Liza Minnelli. Ellas ayudaron a popularizarlo y lograron que el smoquin diera el salto de la pantalla a nuestros armarios.
Desde entonces el traje ha sido versionado y reinterpretado hasta la saciedad, pero siempre ha otorgado a quien lo lucía independencia, elegancia, poder y sensualidad.
YSL:“Para una mujer, el esmoquin es una prenda indispensable con la que sentirse bien siempre porque tiene que ver con el estilo, no con la moda” y para el genio de la aguja el estilo era eterno mientras que la moda iba y venía.