Por Rosa C. Báez
Aún no sé si podré terminar estas pobres, estas pequeñas ideas que desde esta isla que hoy le llora, le dedico. Tres días de trabajo casi continuo, tres días de llanto y dolor en que numerosos amigos han enviado a mi buzón electrónico sus mensajes de tristeza, pero también de esperanza, de compromiso…, no me dejaban poner en blanco y negro mi tristeza. Al fin hoy, ante la imagen del compañero Nicolás Maduro ante su féretro, diciendo -como aquél que despidiera el cadáver de Martí- “las palabras que la costumbre ha hecho rito”, siento romperse este dique que no me dejaba escribir, que no me dejaba compartirles mis sentimientos…
Ciertamente, mi Comandante Chávez, como siempre te llamé, estabas allí, tu espíritu, tu presencia inmanente los rodeaba -en la distancia, la sentíamos cercana- y viendo al que llaman peyorativamente los que todavía intentan mancillar tu imagen “tu delfín” (tan acostumbrados están a sus historias farsescas de dinastías y reinados) y que nosotros identificamos como tu hijo dilecto, como tu sucesor, como la esperanza del pueblo venezolano, sentí que mi dolor se transformaba y que volaba como una mariposa -y perdóneseme esta imagen que algunos encontraran cursi- a reunirse con mis hermanos venezolanos que gritan a coro: “Chávez te juro, yo voto por Maduro”.
Sí, mi Comandante, sé que digo verdades de Perogrullo, que repito palabras que han dicho muchos en estas horas de dolor pero de firmeza y esperanza: No has muerto en vano, no te vas vencido: has dejado a un pueblo que ha crecido, que abrió los ojos al futuro, un pueblo que no se dejará arrebatar la victoria que lograste el 7-Oct., un pueblo dispuesto a luchar no sólo por preservar tus victorias si no dispuesto a continuarlas porque como bien dijo Maduro, tú sigues siendo el Presidente en Ejercicio de la Patria Bolivariana, el hermano de América y el mundo, el hijo de Fidel y de Bolívar!!
No te fallaremos, Comandante. No callará tu canción…
“…canta, canta, compañero, que no calle tu canción, si te falta bastimento tienes ese corazón… Canta, canta, compañero: los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos”.
Chávez Vive: ¡¡La lucha sigue!! Y como cantaste en aquella firme y valiente despedida del 8 de diciembre, mi Comandante… tuya es mi vida, tuyo es mi amor.