es confieso que hace unos días, sin querer, me sorprendí, con una noticia que para muchos pasó desapercibida. Iván Valenzuela, uno de los periodistas más importantes de Canal 13 en Chile, había cerrado su cuenta de Twitter, por “sentirse hastiado de la red social”.
Cabe destacar, entonces, que no es el único famoso. Varios más eran citados en la nota del portal de noticias. Hecho preocupante, pero que respalda mis primeras sospechas, tal como si me transformara en una especie de forense improvisado de las redes sociales.
¿Y si en vez de Twittear mando mi Currículum? Nada podrá reemplazar la buena gestión personal.
¿Cómo llegué a esa conclusión? Fácil. Dejé de ver a twitteros que habían encontrado en la red social, su segundo hogar. ¿Qué les pasó?, ¿Estarán en alguna clínica privada de adictos a las redes sociales?
Creo saberlo, porque si sumamos todo el tiempo invertido, esperamos, por lo menos, sacar aunque sea un 1% de algo productivo.
Twitteros “influyentes” cada vez más ausentes, buscando otras redes en las que pueden adelantarse al resto y ser los pioneros. Quizás esa es la gracia, ser pioneros. Como herramienta masiva, sufre mutaciones con el tiempo, sin noticias de importancia, no hay nada que leer. A veces, creo imaginar una batalla entre los nuevos adolescentes y su ferviente admiración y homologación a sus ídolos, como si sus propias vidas fueran menos importantes que la de Justin Bieber lavándose los dientes en la mañana.
Llegar tarde a la fiesta, cuando la mayoría de los invitados ya se ha retirado, es una especie de ejemplo. ¿Cómo describir la sensación al sentir que este “romance” perdió la magia?
Fue hace un par de semanas que tuve la misma sensación. ¿Por qué invertir más de mi tiempo en un sistema que es unilateral? No es raro que preguntes y nadie te responda, tampoco que todos escriban como locos y nadie lea. Reconozco que una de las principales bondades de Twitter era su simpleza. Un ejemplo parecido puede ser, otrora, Yahoo versus Google. Cuando este último irrumpió en el mercado con sólo una palabra en una página en blanco, bastaba. El fin de un buscador se cumplía. Buscar y encontrar. Yahoo hacía lo mismo, pero con una página llena de enlaces con publicidad y otras cosas.
Hoy, Twitter, no sólo te “sugiere” a quién seguir, sino que también prepara cambios para acabar con su simpleza, o más bien, para parecerse a otras redes sociales.
Pareciera que las redes sociales quisieran quitarme mi vida social. A ratos olvido que las personas también podemos conversar, sin tecnología de por medio. También podemos ser “sociales” con nuestras familias, en especial, si están a nuestro lado.
¿Lograré algún contrato millonario con algún portal de internet?, ¿Conoceré a la segunda mujer de mi vida?, ¿Quintuplicaré las visitas de mi Blog?
Cambiar el “qué estás pensando” de Twitter por un “Para qué lo estás pensando” pareciera ser el dilema. Recuerdo haber visto hace algunos meses una cuenta de Twitter con más de 140 mil tweets escritos, pero sólo con 76 seguidores. ¿?
Nota del Autor: Este es mi parecer en estos días. No descarto que pueda cambiar de opinión en un tiempo más, ni que siga twitteando como loco.