Revista Cine
Director: James Gray
Luego del octavo episodio de Game of Thrones me he estado preguntando cuán enfermizo es ver una y otra vez como la cabeza de XXXXX explota en mil pedacitos. La cosa se vuelve más jugosa y deliciosa porque en youtube está el vídeo en HD, lo que hace que los detalles sean más precisos -cuencas oculares vacías, sesos molidos mezclados con abundante sangre, etc.-. Me pasa lo mismo con la escena del ascensor de 'Drive', la cual en definición normal la cabeza aplastada del sujeto se ve medio borrosa, pero en 1080 luce espectacular. Cosas que me pregunto mientras escucho Feeling the Neverworld de Kataklysm, con la poderosa y sin igual voz de Sylvain Houde -que en vivo es toda una bestia, lástima que haya dejado la banda-.
En fin, como diría un buen relator hípico, estoy entrando en tierra derecha de esta retrospectiva, pues voy en el cuarto filme de cinco que Gray ha hecho, esta vez en lo que es todo un cambio de registro: se pasa de dramas familiares rodeados de crimen a un drama romántico inteligentemente sensible que suma una nueva victoria en la filmografía de Gray, dejando la cuenta en cuatro excelentes filmes contra ninguno malo. Da para emocionarse con el quinto que falta.
El filme comienza con Leonard -Joaquin Phoenix- intentando suicidarse tirándose al mar. A mitad de camino a la muerte se arrepiente, emerge a la superficie y sigue con su vida marcada por una decepción amorosa y la soledad posterior a un hecho como ese. Sin embargo, las cosas parecen ir a mejor cuando conoce a dos mujeres con las cuales se involucra sentimentalmente: Michelle -la nueva vecina del edificio- y Sandra -hija del nuevo socio de su padre-. Súbitamente en esta situación, Leonard intenta equilibrar su vida.
'Two Lovers', que está basado en el relato corto 'Noches Blancas' de Dostoievski -lo pueden leer acá-, trata sobre el dolor que provocan los amores no correspondidos. Esta vez el protagonista es un hombre dado a la melancolía, estado provocado por la nostalgia que le provoca la decepción amorosa que tuvo antaño y que a lo largo del filme se esclarece un poco. No obstante, las relaciones que importan en este caso son las que el protagonista establece con las dos mujeres mencionadas, cada una con su foco de conflicto correspondiente, y con su interesante carga simbólica -no seré yo quien lo describa, pero es interesante que una sea morena y la otra rubia; son sólo indicios de lo que ambas son y significan en la vida de Leonard-. La verdad es que esta película tiene características que la elevan como un excelente drama romántico: es una cinta inteligente, adorable, entrañable, honesta, sensible, sencilla y graciosa, además de contener el siempre interesante elemento autobiográfico que Gray aporta en cada ocasión.
Lo que hace de 'Two Lovers' un filme entrañable es la unión de una cuidada y especial sensibilidad junto con un sentido del humor muy agradable y en ocasiones adorable; hacen que la historia en sí misma se sienta más cercana, retratando la vida de este hombre en sus altos y bajos, no negando el hecho de que en cada posición siempre hay sentido del humor o tristeza desoladora. Además el reparto hace una estupenda labor, primero porque cada uno -además de Phoenix está Gwyneth Paltrow y Vinessa Shaw- otorga personalidad propia y convincente a su respectivo personaje -junto con actuarlo más que bien-, y segundo porque entre Phoenix y las dos actrices hay una química que inunda el cuadro siempre que están involucrados. Es imposible sentirse ajeno a los acontecimientos y vicisitudes amorosas de Leonard, y desde el principio hasta el final el tiempo se pasa volando precisamente porque estaba tan involucrado con la historia que las cosas fluyen natural y rápidamente. Esta vez Gray utiliza esa atmósfera naturalista o realista no para generar una sensación de peligro e incertidumbre, sino para provocarnos una cálida brisa que emana de los personajes y esa química que brota en cada uno de sus poros. Y ojo, que no todo siempre es bello, en ocasiones la lejanía entre los personajes era tan vívida, tan táctil como el frío viento invernal que en ocasiones parecía herir la piel de cada uno. Frialdad, lejanía, calidez, cercanía, esteticamente Gray construye a la perfección las emociones de su película, siendo el complemento perfecto a la bella historia que nos narra; fotográficamente es una delicia -en sus tres cintas también la fotografía destacaba por méritos propios, pero esta me parece más evocadora-. Y no pasar por alto, relacionado a lo narrativo de la estética desplegada, el momento en el que Leonard recibe una llamada y la conversación telefónica comienza en un plano general, seguida de un plano medio, para finalizar en un primer plano del protagonista: ejemplo perfecto de cómo describir el estado interno de un personaje mediante los planos -y hay varios ejemplos más, pero no quiero diseccionar detalladamente el filme, tengo pereza-, cosa que vuelve a demostrar el gran pero sutil lenguaje cinematográfico que Gray tiene. Lo que sucede en la azotea también me parece notable, esta vez con planos continuos.
Pero en fin, que el filme sea cercano es una de sus grandes fortalezas, al menos la que mejor se gana al espectador.
Ahora bien, afirmo que 'Two Lovers' es un filme inteligente porque no toma al espectador por tonto; no hace giros extremadamente bruscos ni le añade sensiblerías baratas que entorpezcan el flujo de acontecimientos. Las cosas suceden calmadamente pero a paso firme a lo que es su final, otro ejemplo de cómo terminar con clase y elegancia una película. Me gusta que haya multitud de interpretaciones: un personaje piensa una cosa, el otro piensa algo distinto, el tercero algo diferente a los dos anteriores, y el espectador -en este caso yo- también tiene otra visión sobre el panorama completo. Es un final concreto, cerrado, pero tan bien hecho que aún así tiene distintas miradas en torno a las cuales sería entretenido debatir.
Amén de lo anterior es el sólido guión de Gray, que suele escribir sus guiones acompañado. Una de las características es que la historia es contada de manera rápida -aunque visualmente sea pausada, me gusta esa combinación-, primero conociendo a una mujer, luego a la otra, estableciendo afectos, complicaciones, conflictos, avances, etc. Todo lo que pasa tiene origen en el interior de los personajes, no son cosas que suceden de la nada. Además, los personajes presentan una construcción notable donde la psicología de cada uno destaca de manera fantástica. Debo decir que todos me cayeron bien, ninguno me pareció insoportable, las dos mujeres son tipas con sus fallas y sus virtudes, no haciendo de la elección de Leonard una vil competencia sobre belleza externa únicamente, sino sobre plenitud espiritual. No todo es tan simple como decir 'te amo' sobre un horizonte anaranjado -al más puro estilo hollywoodense o de otras aberraciones como Take this Waltz-, es mayormente sobre conectar con una persona, incluso si está nublado y con un frío que llega a los huesos. Es parte de la manera realista que tiene Gray de retratar sus geniales historias.
Antes de ir finalizando esta entrada, me gustaría centrarme nuevamente en los elementos biográficos de Gray, que en este caso se acentúan a mi forma de ver -aunque según el mismo Gray, The Immigran es su película más biográfica-. Obviemos los detalles de que la acción transcurra en Brighton o que Leonard sea judío, porque son detalles ya incorporados en la filmografía anterior del neoyorkino. Me interesa un poco más la afición de Leonard en sus ratos libres: la fotografía. Como bien observa Sandra en uno de los momentos que comparte con el protagonista, sus fotos son lugares mayoritariamente sin personas: paisajes solamente. Me interesa porque me parece que hay una mirada sobre lo que es el lugar para Leonard y James Gray: un lugar es algo con tradición, con un aura que contiene recuerdos, sentimientos y una vida, al fin y al cabo. Un lugar que determina hasta cierto punto lo que puede llegar a ser una persona, como si el lugar mismo estuviera vivo, en continua relación con quienes lo habitan. Una relación de retro-alimentación patrimonial. Quizás esté sobre-analizando -siempre me da la sensación de que lo hago, jaja-, pero no puedo dejar de lado que Gray siempre retrata la situación de los mismos lugares, ya sea personal, social e incluso político, como si señalara que lugar y persona son una sola entidad -por eso Manhattan tiene un aire distinto, alejada de esa familiaridad y tradición que tiene Brighton-. La mirada inconfundible e irremplazable de un autor.
Finalmente, me gusta este cambio de registro que es 'Two Lovers'. Seguimos viendo la vida de un barrio, de una tradición religiosa-familiar, pero esta vez bajo un drama romántico y no sobre los dramas criminales familiares de antes. La mirada sigue ahí, pero con una historia que resulta refrescante y totalmente sencilla -y por lo mismo, muy disfrutable y emocionante-. Además, vuelve la figura de la madre a un filme de Gray, esta vez interpretada por Isabella Rossellini, nada menos. En pocas palabras, la madre vuelve a ser una mujer comprensiva, gran pilar para nuestro protagonista, cuya sola presencia y apoyo es fundamental. Los momentos madre-hijo vuelven a tener ese calor afectivo que tanto me encanta -al menos de la forma en que Gray lo filma-.
En fin, un relato íntimo y elegante -se nota que la música clásica es la predilecta de Gray, que siempre logra fundirla perfectamente en armonía con los acontecimientos en pantalla- sobre las decepciones de los amores no correspondidos, eternamente dolorosos pero de los que hay que sobreponerse. Gray sigue sin decepcionarme, y espero que con 'The Immigrant', la última película de él que me falta por ver, no lo haga. Por ahora, cuatro filmes de cinco es una marca excelente.
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