Ty Segall se consagró el año pasado con uno de los discos más destacados que escuchamos en 2010. Melted resucitaba los sonidos garage punk más primitivos en una atmósfera lo-fi que bien le valió al cantautor de San Francisco el reconocimiento unánime después de publicar tres trabajos en solitario y otros tantos en 5 bandas distintas. No es precisamente un novato a pesar de sus 23 años.
En Goodbye Bread, Ty Segall ha buscado la madurez en su sonido donde el predominio del garage va dejando paso a sonidos folk y psicodélicos más limpios, dando especial importancia a las letras y buscando un abanico de público más amplio. El propio Segall así lo asegura: “Es difícil para mí expresar mis sentimientos con palabras. No hay nada más complejo que hacer un disco suave y limpio. Es realmente aterrador. Todo el mundo utiliza el ruido como una muleta a veces”.
El californiano asegura que para la composición de este Goodbye Bread se ha inspirado en grandes figuras como Bob Dylan, John Lennon o Neil Young para conseguir acercarse, en la medida de sus posibilidades, a lo que consiguieron transmitir estos genios en sus composiciones: “algunos de los mejores discos son los que realmente le afectan a la mayoría. Son pura emoción y energía, y es como si estuvieras en el cerebro de todas esas personas juntas. Me gusta la idea”, dice Ty Segall.
El resultado ha sido muy positivo, donde los “peros” brillan por su ausencia aunque una portada distinta no hubiese estado de más. Eso sí, hace bueno el dicho de portada mala, disco bueno.
“There your ming goes…”
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