Si llegado el caso votase por la independencia de Catalunya lo haría por una sola razón de suma importancia: librarme de la profunda estupidez de los gobernantes españoles y de aquellos que los votan a pesar de su corrupción y sus barbaridades.
A los que no estén de acuerdo en que la principal característica de los españoles es la inmensa estupidez les desafío a que expliquen cómo puede alguien gastarse miles y miles de millones en infraestructuras absolutamente inútiles cuyos ingresos o beneficios no cubren ni los gastos corrientes de operación, mientras se niega a construir y ni tan solo mejorar el Corredor Mediterráneo por donde entra la mayor parte del turismo y salen la mayor parte de las exportaciones. Una vez explicada esta suma idiotez podrían continuar explicando cómo se pueden retrasar hasta no concluirse las obras para llevar el ancho de vía europeo a los principales puertos del Mediterráneo español perjudicando muy seriamente su competitividad en el creciente tránsito de mercancías al centro de Europa, y de paso ayudarme a que pueda entender cómo se pueden anular a propósito las energías renovables y el autoconsumo que en Alemania en cinco años ha reducido sensiblemente el coste de la energía y países mucho más avanzados que este como Rumanía, Portugal y Costa Rica hacen todo lo posible por desarrollarlas al máximo.
En este país se hacen muchas más idioteces que estas tres pero con llegar a entender las mencionadas sería suficiente.
Adjunto dos excelentes artículos que demuestran la estupidez típicamente española, el primero es del economista Rafael Romero publicado por La Vanguardia el 31 de diciembre, que se refiere a la idiotez de la gestión pública con fino sentido del humor. El segundo es del catedrático Joan Queralt publicado por El Periódico del lunes 1, que describe como la Justicia manoseada y controlada por el gobierno que los españoles acaban de investir, ya no se preocupa ni por disimular que está a la orden.
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure