Hoy va a consumarse el expolio de Crimea, que pasará a formar parte de Rusia. Para entender lo que allí está pasando hay que cerrar los oidos y los ojos a los medios comprados y al servicio de la corrupción occidental y asumir que lo que ocurre en Crimea y Ucrania es un capítulo de la contienda mundial y una confrontación entre dos mundos: el representado por Occidente, corrupto, consumista y sin valores, y el que representan los rusos, que se resisten a integrarse y aspira a ser un contrapunto mejor. ---
Si nos libramos de la propaganda y de las voces del periodismo sometido y comprado, tan robusto en España, no es fácil discernir con sabiduría quienes son los buenos y quienes los malos en el conflicto que enfrenta a Rusia y Occidente en Ucrania y Crimea. Si uno cree en la intoxicación que emana de las tertulias y artículos comprados, los pobres ucranianos son los buenos y están siendo despojados de su libertad por las hordas rusas, pero, para salvarse de la colonización de los corruptos y aprovechados que mandan en Occidente, hay que aprender a ser críticos y a analizar lo que vemos con verdad, decencia y ojos de águila.
Hay una forma mas correcta y equilibrada de contemplar el asunto, diferente a como lo presentan los tertulianos comprados por el poder político y financiero: Occidente ofrece a los empobrecidos ucranianos una libertad esclava y un mundo sin valores, falsamente democrático y dominado siempre por castas corruptas y cargadas de privilegios, mientras que Rusia, comandada por el chulesco violento de Putin, nada ejemplar ni atractivo para la gente que ama la libertad, se resiste a sumarse a ese mundo falso y delictivo, como ha hecho desde hace siglos.
El siguiente es un párrafo del artículo "Por que estamos con Rusia", de Juan Manuel de Prada, que conviene leer para tener las cosas claras: "Esta es la «felicidad de hormiguero» que Occidente promete a Ucrania. Y contra esta promesa siempre se ha alzado Rusia, como lo hizo España durante siglos; sólo que España ha traicionado este designio, desfondada, mientras que Rusia persevera en él, con la misma terquedad con que el zar Alejandro I defendió Europa de las doctrinas divulgadas por la Revolución francesa."
España supo discernir con claridad, durante mucho tiempo, y optó por rechazar los males que exporta Europa, pero la llegada de la falsa democracia, importada con apoyo del dinero alemán y judio para sustituir la dictadura franquista por la dictadura de los partidos, sin atisbo alguno de democracia auténtica, acabó con esa resistencia española a los vicios rastreros de Europa, convirtiéndonos en otro pueblo sometido a los falsos valores, derechos y libertades y bajo explotación intensiva de las élites políticas y financieras que dominan el mundo occidental.
Muchos sabemos que el mundo que representa hoy la Rusia de Putin no es perfecto y que el antiguo dirigente de la KGB que preside Rusia se comporta a veces como un pistolero mafioso, pero, a pesar de ello, contemplando los valores que encierra el sentir y el pueblo ruso, pensamos que la regeneración de Europa y el retorno de los viejos valores perdidos, si llega, llegará, inevitablemente, de Oriente, probablemente de Rusia, el único país que queda en Europa con conciencia y energía suficientes para oponerse al reino de la mentira, la decadencia y de la falsa democracia que representan la Unión Europea y el llamado Occidente, capitaneado por los cinco países anglosajones del mundo: Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
China es todavía un misterio y, aunque existen signos esperanzadores, no está claro todavía que se alíe con Rusia para hacer frente al mundo vicioso, falso y sin valores que representa Occidente.
Rusia es un hervidero de pensamiento renovador y de fuerzas regeneradoras. Sus intelectuales y técnicos presionan al Kremlin para que levante la bandera de la dignidad humana y la decencia frente al corrompido Occidente. Los foros y think tanks de Moscú y San Petersburgo insisten para que se adopten leyes justa que traigan considg el imperio de los valores: la defensa de la familia, la protección de los débiles, el carácter sagrado de las raíces cristianas y, sobre todo, la configuración de una filosofía y un mundo que sen capaces de oponerse con éxito a lo que Occidente representa en política y vida, que es el dominio de los falsos valores, la libertad falsa, el sometimiento a las élites, la democracia trucada, la brutal diferencia entre ricos y pobres y el imperio de la mentira sobre una verdad que aparece subyugada.
Esos intelectuales y pensadores rusos no olvidan la profecía del monje Filoteo: «Bizancio es la segunda Roma; la tercera será Moscú. Cuando esta caiga, no habrá más».