La ucronía es un género literario que explora un presente alternativo en el que un hecho (generalmente histórico, aunque no siempre) sucede de manera diferente y eso causa el nacimiento de una línea temporal distinta. Son muy populares (y recomendables) “Roma Eterna”, de Robert Silverberg (donde el Imperio romano llega hasta nuestros días), o “Patria”, de Robert Harris (donde la Alemania nazi gana la II Guerra Mundial). Pero nosotros estamos en Koprolitos, lo que quiere decir que buscamos café para los muy cafeteros, y estamos de suerte; en el ámbito de la prehistoria no abundan este tipo de relatos, pero en esta entrada y en la siguiente comentaremos las más relevantes. Quizás algunos recordéis la película de animación “El viaje de Arlo”, donde el meteorito que hace 66 millones de años impactó contra la Tierra pasa de largo. Ese acontecimiento ucrónico es heredero directo del que nos trae hoy aquí.La trilogía “Edén”, del escritor Harry Harrison, es una rareza que nos lleva a un “presente” (la trama parece suceder en periodo en el que comienza una glaciación) en el que, al no extinguirse los dinosaurios no avíanos, todo lo que conocemos no ha ocurrido. Por el contrario, encontramos a los Yilane, unas criaturas descendientes de los mosasaurios que han abandonado la forma acuática en su vida adulta, adquiriendo un tamaño menor y forma bípeda, si bien es cierto que su ciclo reproductivo sigue estando condicionado por el medio acuático, una especie de Sauro Sapiens en toda regla, reptiles con una evolución similar a la humana, pero con una civilización que no usa el fuego ni la tecnología, al contrario, se han hecho unos expertos en la biología y la genética y toda su sociedad se cimenta sobre estas ciencias. Ciudades vegetales donde todo crece para cumplir una función (tejado, puerta, ventana, etc.), animales que funcionan como máquinas (enormes ictiosaurios que son a la vez medios de transporte acuático) y una sociedad matriarcal compleja y muy interesante. Harrison desarrolla todo este universo durante las tres novelas de la saga: "West of Eden", "Winter in Eden" y "Return to Eden", escritas en 1984, 1986 y 1988, respectivamente.
El nivel de detalle en la forma de vida Yilane es muy grande, creando incluso un idioma (como “uruketos”, que son submarinos vivientes, o “hazeltan”, unos pequeños reptiles que sirven como armas al lanzar dardos mediante gas comprimido ). Podemos descubrir todo tipo de detalles sobre la vida, la cultura, la biología e incluso la psicología de los Yilane, lo que permite obviar muchos de los conocimientos desfasados actualmente que se muestran en la obra.
La otra cara de la moneda son los humanos. Los pequeños grupos humanos que viven en las regiones más septentrionales del planeta viven formando unas sociedades a caballo entre el Paleolítico y el Neolítico y rodeados de la megafauna del cuaternario, también presente en esas frías regiones. La acción comienza cuando los Yilane, que dominan Eurasia y África, se embarcan en la conquista de América para ampliar sus territorios, menguados por el avance de las masas glaciares, y entran en conflicto con los humanos que allí habitan. Ambas especies se odian y eso será el origen de un conflicto que veremos desarrollarse a lo largo de las tres novelas, con unos complejos personajes de ambas facciones.
La saga Edén es una obra muy original y, si bien es cierto que se toma muchas licencias científicas y, como decíamos anteriormente, parte de su contenido ha sido superado por la ciencia actual, Harrison despliega ante nosotros un presente perfectamente descrito con unas sociedades antagónicas que, a lo largo de las tres novelas, conocemos de manera muy profunda a nivel social e incluso psicológico. La manera en la que nos narra el choque cultural que para ambas sociedades supone el interactuar con su antagonista está muy desarrollada y evita caer en el típico conflicto entre el bien y el mal.
Personalmente encuentro esta saga una de las más originales de todo el espectro literario ucrónico, con un universo rico en detalles, detalles que hacen que pasemos por alto los aspectos menos científicos y además nos presenta unos personajes con los que podemos empatizar, personajes para nada planos o predecibles, que nos muestran las motivaciones de las sociedades enfrentadas, dejando al lector la responsabilidad de posicionarse si es que cree que es necesario.JAVIER CAMPO
