Soy catalán. No soy independentista, pero como sigan insistiendo en que Catalunya va a ser expulsada de la U.E. si se declara independiente, el 25-N voy a votar por cualquier partido que me garantice la independencia a lo bestia y la consiguiente salida de la U.E., porque estoy de este debate y de la U.E. hasta la altura de órbita lunar.
La que en mi opinión ha sido una absurda estrategia y obsesión de nuestro Gobierno al querer matar el pollo de la independencia de Catalunya antes de salir del huevo, mandándolo fuera de la U.E., después de múltiples mentidos y desmentidos, comentarios de ida y vuelta, solo ha servido para dejar claro que no hay nada claro en el asunto, ni tan solo en caso de la muy improbable declaración unilateral de independencia y que tanto nuestro Gobierno como algunos personajes de la U.E. han hecho de nuevo el ridículo. Lo curioso del caso es que la Sra. Vicepresidenta quiso dar por zanjado el asunto, dando por supuesto la razón a la versión que obsesiona al Gobierno, basándose en un informe referido al caso de 1962, cuando Argelia se independizó de Francia, de lo que cabría deducir que si el PP considera que ese informe demuestra la veracidad de su versión, entonces también deben considerar a Catalunya como una colonia del Reino. En Fin¡, de patio de colegio. Desde que empezó el ensordecedor ruido en relación con la eventual independencia de Catalunya opino que el PP y el Gobierno están cometiendo un inmenso error augurando obsesivamente tremendos desastres para la Catalunya independiente y sus desgraciados habitantes hasta extremos ridículos, chocantes y algunos de ellos fácilmente rebatibles, método que, acompañado por otros peores como prohibir partidos, ya ha fracasado repetidamente en el País Vasco, cuando deberían estar siguiendo la misma estrategia que canadienses y británicos, hablando y convenciendo a los posibles secesionistas sobre las grandes ventajas de permanecer unidos, en vez de predecir tremendas catástrofes.
Antes de pasar de la política española a la europea, quiero decir en primer lugar que lamento muy profundamente la tragedia del Madrid Arena, y que me temo que en este desgraciado asunto ocurrirá como con el incendio del Liceu de Barcelona, en que afortunadamente no hubo víctimas, cuando finalmente el juez determinó que toda la responsabilidad del desastre recaía sobre una máquina de soldar, que ni tan solo fue condenada a inutilización perpetua, y los verdaderos responsables continuaron en sus puestos como si no se hubiese quemado nada.
Lo de hacerme independentista furibundo si se confirmase que la separación conllevaría la salida de la U.E. lo digo absolutamente en serio. En ningún caso con la intención de dejar de ser español porque al fin y al cabo lo soy desde que mi madre me trajo al mundo, sino para perder de vista a la que en mi opinión es la organización supranacional más absurda y estúpida de todas las que se han creado. Que conste que cuando España ingresó en la U.E. yo era un europeísta convencido y me alegré, casi podría decir que me sentí realizado, pero hace más de una década, hacia finales de los años 90 empecé a darme cuenta que era más difícil que la U.E. tomase una decisión que tuviese un mínimo de sentido que acertar todos los resultados de la quiniela. No entiendo que todavía haya países como Croacia que insisten en querer formar parte de este ejemplo de ineficacia. En este momento la que de largo es la mejor situación la disfrutan países como Noruega que no están en la U.E. pero que tienen acuerdos preferenciales con ella, ojala nosotros pudiésemos estar igual.
El tema del BCE y su intervención en el mercado de deuda es total y absolutamente incomprensible, y en mi caso ha sido la gota que ha colmado el vaso de mi paciencia y ha provocado mis ganas locas de salir de la Unión.
Ya he explicado varias veces que lo inexplicable del caso es que el BCE muy raramente y en cualquier caso por períodos limitados precisaría de fondos extra aportados por la U.E. para llevar a cabo la intervención, y en circunstancias normales esta se realizaría sin coste, aparte de que hasta diciembre 2010, fecha en que el Führer Merkel se las cargó, se estuvieron llevando a cabo intervenciones del BCE sin el más mínimo problema y sin hacer ruido, que es como se hacen estas operaciones y no con acompañamiento de banda de música, trompetas, tambores y coros como el Führer obliga ahora a hacerlas.
El incalificable asalto al BCE por parte del Führer y el Gobierno alemán en el asunto de la intervención en el mercado de deuda solo se explica con el objetivo de provocarles A PROPOSITO problemas serios a algunos de sus socios, que cuando peor tienen el encaje de los déficits presupuestarios han tenido que soportar cientos, quizás miles de millones de gastos adicionales porque a la señora Führer le da la gana. Lo que desconozco es la razón última, pero el hecho está claro.
Las políticas basadas única y exclusivamente en la austeridad, que están hundiendo el sur de Europa, han reiniciado la crisis en todo el mundo, y se mantienen a pesar que ya hay evidencias múltiples y variadas de que matan en vez de curar que solo un ciego o un idiota no vería, pueden tener su justificación porque el Führer las aplicó en su casa en otras circunstancias, calendario, y situación económica y le funcionaron.
La negativa del Führer a la emisión de Eurobonos también puede tener justificación porque se estaría utilizando la solvencia de los países ricos para solucionar los problemas de los menos ricos, aunque como contrapartida habrían evitado desde su inicio nada menos que la crisis de la deuda.
Pero la orden del Führer de parar la intervención del BCE en el mercado de la deuda, su modificación unilateral y como le ha dado la gana de los acuerdos de las Cumbres de la U.E. y las condiciones absurdas impuestas para permitir que el BCE continúe haciendo una de las funciones que le son propias, no tienen ni justificación ni explicación racional.
Para que tengáis una idea, el nivel de 200 centésimas (que no puntos básicos, eso no es ni tan solo inglés sino argot de Wall Street) de prima de riesgo que el Sr. Rajoy exige al BCE si solicita su intervención sobre la deuda española, el Sr. Draghi sabe que no puede tomar ese compromiso, y que está en menos de la mitad del nivel actual de la prima de riesgo, era el normal antes de que el Führer metiese sus tanques en el BCE. Lo grave es que la elevada prima de riesgo que el Führer nos ha impuesto ha beneficiado a Alemania porque cuando se reducen las alternativas de inversión segura, las que quedan mejoran su cotización, y de esta forma la deuda alemana ha llegado a emitirse a tipo de interés cero.
En una organización como la U.E. tiene todo el sentido del mundo que si en situaciones de crisis sus miembros más ricos o que han hecho mejor las cosas deben ayudar a otros con problemas, impongan condiciones, y no solo está justificado sino que es aconsejable que estas condiciones sean muy duras. Pero lo que están haciendo la Führer y sus asociados no es imponer condiciones duras sino perjudicarnos de forma gratuita o hacernos pagar un coste mucho más alto por nuestra deuda a cambio de obtener ellos un beneficio muy inferior a nuestro mayor coste.
¿Quién quiere socios como estos? Yo por supuesto los quiero bien lejos. Por esto me gustaría ser como Noruega, es decir, tener un acuerdo preferencial porque estamos en Europa, y este tipo de acuerdos es beneficioso tanto para el país como para la Unión, pero que ningún Führer pueda empeorar mi situación en vez de ayudarme, porque tiene tendencias sádicas. Para mi U.E. ahora quiere decir Unión Estúpida, aunque estúpidos solo lo somos algunos, porque los hay muy listos.