Újlipótváros (pronunciado úi-lipotvaros), es un barrio del distrito XIII, que se encuentra junto al Danubio, el distrito V (el centro de Budapest) y el distrito VI. En él llevo viviendo casi un año ya, desde que me trasladé de Szeged el año pasado. Llegan nuevos tiempos, y dentro de poco me iré lejos de la capital húngara, así que, a modo de homenaje, me gustaría presentar este barrio, muy recomendable para vivir en Budapest.
Újlipótváros es el rectángulo rojo, junto a la isla Margarita.
Újlipótváros se encuentra en Pest. Esta es la primera distinción que hay que hacer: Budapest se encuentra dividida en dos por el Danubio, al oeste del río queda Buda y al este, Pest (y de ahí viene el nombre de la ciudad). Buda tiene más zonas verdes y es más tranquila y residencial, en Pest se encuentran la mayoría de puestos de trabajo y lugares de ocio de la ciudad. Buda tiene algo más de "prestigio", pero es tan solo una tontería. Aunque en las lomas de sus montes se encuentran las lujosas viviendas de la clase más acomodada, también hay enormes barrios obreros, donde se amontonan los bloques de viviendas de hormigón de la época socialista (como Óbuda o Békásmegyer), así que en realidad el hecho de que vivas en Buda no dice mucho.
Mi barrio está cerca del centro, pero no en el centro. Significa que caminando unos pocos minutos tenemos la belleza y el ocio del centro de Budapest, pero está lo suficiente alejado como para disfrutar de gran tranquilidad (y de un precio de alquiler más reducido que el codiciado distrito V). Tiene un agradable paseo junto al Danubio por el que caminar, tomar helado en verano o hacer deporte. Y en frente, la isla Margarita, un auténtico bosque y lugar de esparcimiento y running por antonomasia, al que se llega tras caminar unos pocos minutos por el puente homónimo, o a una parada de tranvía de distancia.
Paseo junto al Danubio, al fondo el puente Margarita.
El parque Szent István (San Esteban), es de las pocas zonas verdes del barrio, pero sus fuentes, flores y árboles lo compensan. Es un buen lugar para olvidarnos del asfalto y el hormigón por un rato.
Parque Szent István.
La calle Pozsonyi, de la que ya escribí en su momento, es el principal lugar de ocio, con sus cafés, heladerías, restaurantes y tiendas. Fue renovada hace unos años, y con la llegada del buen tiempo se llena de terrazas y gente, adquiriendo un extraordinario ambiente que llena de vida el barrio.
Pozsonyi út, en una tranquila mañana.
La iglesia de Lehel tér, donde se encuentra también la parada de la línea 3 de metro, es de los pocos monumentos que hay, pero es de gran belleza, y sus torres blancas, iluminadas de noche, pueden verse desde gran distancia.
Iglesia de Lehel tér.
En cuanto a funcionalidad, se encuentra junto a la avenida Váci, donde se asientan las oficinas de importantes empresas, y el centro comercial West End, que puede satisfacer nuestras necesidades e impulsos consumistas holgadamente, y que de hecho es uno de los mayores de Budapest. También hay un gran mercado, junto al metro, llamado Lehel csarnok. La estación de tren de Nyugati está también en esta calle, junto al barrio. Y por supuesto, el nagykörút, lleno de bares, cafés, restaurantes y comercios, con el "gran gusano amarillo" (el tranvía 4-6, el más largo de Europa), pasando constantemente, lleno de viajeros.
Y a unos 7-8 minutos de mi casa, se encuentra el parlamento de Budapest, la mayor joya de la ciudad. Y junto a él, la plaza Szabadság, la basílica de San Esteban y la plaza de Deák, el centro neurálgico de la capital húngara.
Calles del barrio. Debido al poco espacio, se han puesto estos maceteros elevados para decorar algunas calles.
Pero no todo es perfecto. Entre las principales pegas está el aparcamiento, que es terrorífico. Casi ningún edificio de viviendas tiene garaje, por lo que la calle es el único lugar para aparcar (todo el barrio es de pago), así que Mercedes, Lexus o Touaregs tienen que dormir en la calle a diario, algo que sin duda nos sorprende a los extranjeros. La cosa en tan grave que, para aliviar el tema del aparcamiento (y de paso sacar más pasta), el ayuntamiento permite aparcar en muchas aceras, invadidas por los coches y por las que caminar es bastante molesto. Esto es algo inédito para mi: ¡en mi ciudad natal el ayuntamiento amplía las aceras para eliminar aparcamientos y aquí es al contrario!
Claro que muchos de sus edificios son de comienzos del siglo XX, cuando la ciudad se expandía a toda velocidad y los nuevos barrios se trazaban con tiralíneas a todo correr (este lugar era una antigua zona industrial). Entonces no importaba que no hubiesen árboles, zonas verdes ni plazas de aparcamiento. No dejan de sorprenderme los edificios, muchos majestuosos, de aquella época de gran esplendor en la historia húngara, que, debido a la mala situación económica de las últimas décadas, se encuentran llenos de suciedad y desconchados. Pero poco a poco se van restaurando. En el año que llevo viviendo aquí, muchos de estos edificios han sido renovados.
Muchos edificios necesitan una buena reforma, pero esta es la esencia de Budapest.
La otra gran pega es la plaga de cacas de perro que invade las aceras de este barrio. Por desgracia, parece que aquí viven los dueños más guarros de Budapest, sobre todo a primera hora de la mañana es una auténtica plaga y hay que andar con cuidado para no pisar una de estas "minas". Muchos aprovechan la complicidad de la noche para dejar la mierda del perro en plena acera. Seguramente mucho tiene que ver la escasa iluminación de las calles, pero esto es algo habitual en todo Budapest, lo cual hace el invierno un poco deprimente, cuando anochece a las 4 de la tarde.
Bueno, este es mi barrio, y sin duda fue todo un acierto venir aquí a vivir. Se lo puedo recomendar a todo aquel que tenga que instalarse en esta ciudad.