Revista Comunicación
HAMBRE DE PODER
data: http://www.imdb.com/title/tt4276820
“Hambre de poder” posiblemente pase desapercibida por los cines argentinos. Le tocó compartir cartelera con una semana con varios tanques, una pobre crítica y la superposición de feriados, paros, marchas políticas y un pésimo título para el original “The Founder”. Pero, siguiendo con la misión cinéfila que tiene esta página, les avisamos: no dejen pasar esta película. Encontrarán a un gran actor como Michael Keaton y una gran historia. Verdadera además. Y que es una metáfora del sueño americano y de las ganas de tener una oportunidad, una sola, para brillar en la vida.
Ray Kroc es un maduro vendedor ambulante por los polvorientos caminos de Estados Unidos, a finales de los '50, principios de los '60. En este momento, su rubro es la venta de batidoras múltiples de malteadas. Pero ha pasado, sin éxito, por otras esperanzas, desde mesas plegables a vasos de papel. Todas con idéntico destino: mediocres resultados. Kroc pasó la cincuentena y, en esos tiempos, eso es decir que se está cercano al final de la vida. Cualquier tipo en su sano juicio, hubiera pensado que ya está, que es hora de guardar violín en bolsa, pensar en cierta estabilidad y pasar la madurez con su esposa, visitando los clubes exclusivos durante el fin de semana. Pero Kroc sueña con otra cosa, sueña con una posibilidad que muestre que no es uno más, que tiene su porción de gloria a la que cualquier estadounidense con agallas aspira frente s ese gran pastel del Sueño Americano.
Un día, Kroc se encuentra con esa oportunidad. En un cruce de camino, un cliente le presenta un novedoso modelo de negocios: hamburguesas en 30 segundos. El nombre del local: McDonald's.
La historia de “Hambre de poder” es cómo Kroc toma en sus manos un éxito local llevado a cabo por dos hermanos, con una visión limitada del asunto y termina generando un negocio global que persiste hasta el día de hoy. Kroc tiene todo lo que los hermanos McDonald's no tienen: hambre, persistencia, implacabilidad, ingenio, pasión. Él es capaz de cualquier cosa por ese sueño. Los hermanos McDonald's no tanto: se conforman con ciertas pretensiones acotadas.
“Hambre de poder” puede verse como una clase de liderazgo, como una historia capitalista de evolución de una empresa, como la despiada lucha en el mundo de los negocios o (mi preferido) como un drama personal: el hombre que necesita el éxito para saber que no ha fracasado en su vida. Hasta ahí, todo le ha salido mal. Su esposa lo apoya a medias. Sus empleados y clientes, dudan de su capacidad. Y en esta última carta que le da el destino, Kroc se juega por no cagarla, por lograr la confirmación calvinista de su predestinado destino de gloria.
Por eso, pese a su evidente falta de escrúpulos, la persistencia de Kroc por el éxito nos conmueve e identifica: es la epopeya de un hombre por declarar al Universo que no ha pasado en vano. Cerca del final de su vida, Kroc se reinventa, logra el éxito, conoce su amor y hasta se da el lujo de reescribir el pasado para contar una fábula de un origen querido pero falaz. El hombre se ha fabricado la vida que soñó. ¿Hay algo Qué americano que eso?
(Hay un apunte lateral, dicho en un parlamento clave de Kroc cerca del final de la película, cuando confronta a uno de los hermanos McDonald's y compara este apellido con el suyo. Uno es estadounidenese; el otro, eslavo. En esta nota al pie, la epopeya de Kroc le da un sentido étnico a su anhelo: es el inmigrante que se esfuerza, hasta el máximo, para ser aceptado por su país de residencia. No sólo su pasado debe redibujar: también su nombre).
“Hambre de poder” tiene un pilar fundamental: Michael Keaton. Luego una serie de muy buenos secundarios, donde se destacan John Carroll Lynch, Linda Cardellini, Laura Dern. Y un guión sólido con bastante sustancia entre líneas, mucha más de lo que percibieron los cronistas locales que descalificaron, con su premura habitual, el modo que fue contada esta historia.
Mañana, las mejores frases.