Revista Mundo vegetal
Aunque no tenga todavía demasiados elementos de juicio sobre este rosal, plantado hará justo un año, por lo poco que he visto creo que puede valer la pena. Según Peter Beales, es uno de los mejores híbridos de té de la década de los 30. Hibridado por el vizcaíno Eugenio Fojo, de Viveros La Florida, en el año 1934, tiene entre sus antecesores rosas tan ilustres como Mme. Butterfly (mutación de la Ophelia de Paul), el alabado té Lady Hillingdon y Souvenir de Claudius Pernet. De cualquier modo, parece que tiene más de las dos primeras que de la última.
Las fotos son de una floración "sorpresa" que se inició en el mes de diciembre y que continúa hasta el día de hoy. Son flores no tienen muchos pétalos, pero son bastante substanciosos, bien perfumados. Las flores tienen un punto lánguido, supongo que directamente procedente su ancestro té Lady Hillingdon.
Una reflexión en voz alta: ¿cómo puede ser que en los años los hibridadores de nuestro entorno tan próximo usaran en sus hibridaciones y comercializaran rosales tan intemporales que no han sido superados en su género como Cecile Brunner, Perle d'Or ,o en el caso que nos ocupa, Lady Hillingdon, mientras que hoy día encontramos un surtido de rosales sin demasiada gracia, colecciones de híbridos de té ni antiguos ni modernos, algunos buenos, otros pasables y muchos mediocres? Que alguien me cuente qué ha sucedido con esa cultura rosalística si es que tiene respuesta. Se me escapa el eslabón intermedio entre creaciones como Irene Churruca que ganaron concursos en España, como el de Pedralbes y el predominio abrumador tanto a la venta como en los jardines y parques de híbridos de té grotescos tanto en forma y flor como en color. Tampoco digo que se deban desterrar los híbridos de té, porque realmente me gustan, en especial los de la época pre-Peace, pero dentro de este saco de rosales de grandes flores podemos encontrar opciones con mayor personalidad y refinamiento.
"Una rosa es una rosa es una rosa".
Gertrude Stein.