Revista Opinión

Ultraderecha

Publicado el 10 mayo 2012 por Cronicasbarbaras

Habrá visto usted en televisión a ese grotesco líder neonazi que obtuvo el siete por ciento de los votos en las recientes elecciones griegas para su partido Amanecer Dorado, poco después de que en la primera vuelta de las elecciones francesas la ultraderechista Marine Le Pen lograra el 18 por ciento.

La extrema derecha crece en Europa, igual que la extrema izquierda, alguna nacionalista como la vasca Amaiur, que además de ser el nombre de un pueblo significa también Amanecer Dorado.

En España, esa extrema derecha todavía no tiene representación parlamentaria: los partidos hermanos de Le Pen y del griego de Mikos Mijaloliakos, un exmilitar de 55 años, sólo logran unos pocos millares de votos.

Sin embargo crece la extrema izquierda, además de Amaiur, entre numerosos movimientos sociales, incluidos los estudiantiles, y el empirismo enseña que cuando florece un extremo enseguida resurge el otro.

Observe que la obsesión de las ultraderechas europeas es la inmigración ilegal y el islamismo radical que es arrogantemente visual.

Fenómenos cuya importancia no se atreven a calibrar los demócratas, de derecha o izquierda, para no ser denunciados como racistas y ultraderechistas.

Cuando la izquierda acusa al PP de xenófoba por negarle la medicina sofisticada a los inmigrantes indocumentados, más allá de los primeros auxilios, mientras la crisis reduce la calidad sanitaria para los españoles que la pagan, se crea una ultraderecha soterrada que emergerá agresiva, tarde o temprano.

Tolerar la poligamia, bendecir la presencia pública del burka o la de escolares veladas y conceder servicios y ventajas distintos al del ciudadano común, crea ultraderecha.

En Francia veremos pronto a Le Pen mucho más crecida porque Hollande le prometió al islamismo radical, a cambio de sus votos, apoyar sus exigencias rituales medievales, algunas absolutamente rechazables en la Europa contemporánea.

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SALAS

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