Los senadores estadounidenses Marco Rubio (R-FL), Rick Scott (R-FL), y el congresista Mario Díaz-Balart (R-FL), de los llamados ultras de Miami, se mostraron elogiosos con la decisión del Presidente Donald Trump de permitir demandas judiciales contra unas 200 compañías norteamericanas legalmente nacionalizadas en Cuba, hace más de 50 años.
Es de notar, que la prepotencia de Estados Unidos suponiendo la caída de la Revolución en unos meses y la propia aplicación del bloqueo, hicieron inviable la compensación a esas compañías de Estados Unidos, mientras otros países si realizaron acuerdos con la Isla.
Ahora, supuestamente este anuncio de las demandas, es el primer paso dado por la administración de Trump para responsabilizar al régimen cubano por sus crímenes. Entiéndase por crímenes un gobierno que no es de su agrado y que el pueblo cubano ha refrendado una nueva constitución expresamente socialista.
El Departamento de Estado, citado por su embajada en La Habana, insistió en el argumento recurrente de los derechos humanos y la supuesta represión en la Isla, la cual atribuyó a militares y servicios de inteligencia que 'controlan' las entidades y subentidades sancionadas, contra las cuales podrán presentarse reclamos a partir del 19 de marzo.
Pero, los pretextos para agredir a Cuba tienen larga data y en estos momentos es Venezuela. Así lo expresó Marco Rubio en un comunicado: "El presidente Trump está enviando un fuerte mensaje de que los Estados Unidos no se quedará sin hacer nada mientras el régimen cubano continúa apoyando a la familia criminal de Maduro a expensas del pueblo venezolano".
Con la medida se pretende intimidar a los inversores en Cuba, pero la misma es un boomerang por ser una ley estadounidense para aplicar en otro país, en especial por su título III. Eso lo habían comprendido administraciones anteriores, incluida la de Bill Clinton, que promulgó la Ley Helms-Burton.
En la isla, el escenario impuesto por la actual administración se define como un chantaje político y una amenaza dirigida a desestimular la inversión extranjera, acentuando el carácter extraterritorial de la agresividad anticubana.
La política de Washington es anacrónica y fallida, pero veremos lo que sigue en el cotejo, mientras Donald Trump se enfrenta a un panorama interno bastante complejo, en el que le ronda el fantasma de una destitución y eso vuelve más agresivos a los halcones y a los eufóricos de la agresión contra Cuba.
Los elogios de los ultras revelan la calaña del odio contra Cuba.
Soy Norelys Morales Aguilera.