Revista Cultura y Ocio

Un alumno de español un poco peculiar...

Por Vanesab @MClasesdespanol

Hoy comencé un nuevo curso. Un grupo de 10 adultos, edades de 22 la más jovencita, pasando por los muchachos de 28 a 35, dos señoras de 55/60 años y un alumno muy espacial que llegó último. Estaba como perdido, miraba por la ventana. Después de 10 minutos, me acerqué y le pregunté qué buscaba. Buscaba la clase de español, mi nuevo alumno de aproximadamente 90 años.
Por supuesto que es más simple un curso homogéneo, más bien de jóvenes, lechugas bien frescas y con las antenas atentas a captar nuevos conocimientos. Pero no hay como los desafíos.
Este nuevo alumno es una nueva experiencia para mí. Muchas preguntas colman mi mente de profesora ¿Objetivos? ¿Modo? ¿Estrategia? ¿Cómo integrarlo a mi metodología tan dinámica?
Puedo decir que la primera clase no estuvo nada mal. Leyó, pronunció números. Jugó al 7 bum. Muchas veces ante mi pregunta de ¿Quién eres? Me miraba sin poder responder, me moría de ternura, no lo dejaba en silencio, le entregaba la respuesta casi en cucharita servida en su boca.
Tenían que ver cómo su compañera de trabajo de unos sesenta, le explicaba con paciencia y ternura. Y eso es lo bueno, el entorno será de buena ayuda. Un grupo de gente buena, tolerante y paciente. Ya veremos...
Esto es lo lindo del oficio, cuándo creía que había ya pasado casi todas las experiencias que un profesor de español como lengua extranjera puede pasar, he aquí las sorpresas de la vida, un nuevo desafío, mi alumno de 90 años.


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