Título: Un amor casi perfecto
Autora: Astrid Gallardo
Editorial: Nakro Ediciones
Año de publicación: 2015
Páginas: 366
ISBN: 9788494104961
Descubrí
a Astrid Gallardo en
marzo de 2013 con su primera novela, Las 2 vidas de Lucía, que me encantó.
Desde entonces, gracias a los emails y las redes sociales, me he
mantenido en contacto con ella. A principios de febrero Astrid me
escribió un correo electrónico para contarme que acababa de
publicarse su segundo libro, Un amor casi perfecto.
Pocos días después tuve la suerte de recibirlo en casa, dedicado,
por lo que desde aquí les doy las gracias a ella y a la editorial
Nakro por enviármelo. Lo empecé al día siguiente de que me
llegara.
Tenía muchas ganas de leerlo y disfrutarlo, unas
expectativas altísimas que, por desgracia, no se han cumplido. Y no
sé qué me da más pena. No haber podido disfrutar de la historia o
tener que escribir una reseña si no negativa, sí al menos poco
positiva de la obra de alguien que siempre se ha mostrado amable,
atenta y detallista conmigo.
Así
que con todo el dolor de mi corazón, con todo mi respeto y
educación, espero ser capaz de explicaros por qué esta novela no ha
sido lo que yo esperaba. Su protagonista indiscutible y casi absoluta
es Adriana Fuentes, una joven que, a simple vista, lo tiene todo para
ser feliz. Un buen trabajo como consultora informática en la empresa
más importante del país, es guapa, inteligente, y es una de Las
Seis Magníficas, su grupo de amigas desde el colegio.
Pero está
obsesionada con la perfección, hasta tal punto que su Transtorno
Obsesivo Compulsivo (TOC) condiciona cada vez más su vida,
llenándola de manías, rarezas, comportamientos desproporcionados y
una búsqueda de la perfección en todos los ámbitos que la llena de
inseguridad, nervios, miedo y angustia.
Cuando
conoce a Carlos Azcona, parece que por fin ha encontrado al hombre
perfecto, la historia de amor perfecta con la que siempre ha soñado.
Él supera todas las pruebas que le va poniendo y, lo más importante
para ella, sus cinco amigas también lo ven con buenos ojos y lo
aceptan. Creo que es el personaje con el que más he conectado, por
su paciencia, sus detalles, su optimismo, su comprensión... vamos,
que es un santo varón.
Las
otras integrantes de Las Magníficas son Gabriela, la eficiente;
Rebeca, la divertida; Clara, la íntegra; Cata, la inteligente, e
Inés, la bondadosa. Son inseparables. A pesar de sus trabajos, sus
novios o maridos, sus hijos y el resto de obligaciones familiares,
todos los jueves sin excepción cenan juntas y se ponen al día.
Sin
embargo, lo que podía haber sido una historia de amistad
inquebrantable que supera el paso del tiempo y cualquier obstáculo
me ha chirriado muchísimo, en ningún momento me ha resultado
verosímil ni cercano. Este grupo de amigas es, para mi gusto, más
un órgano consultor que un refugio donde encontrar apoyo,
comprensión o ayuda para superar los reveses del día a día. Cada
problema de chicos o de trabajo que tienen las seis chicas debe ser
analizado por todas y la solución, aprobada también por mayoría.
Está bien pedir consejo a las amigas, pero es que a estas solo les
falta someter a votación los pasos que tienen que dar en sus vidas.
Además,
todas me han parecido demasiado inmaduras, infantiles, alocadas,
superficiales, no sé, todo el día hablando entre ellas con el
WhatsApp y corriendo a casa o algún bar o restaurante cuando una de
ellas pide ayuda y convoca una reunión de emergencia, sea la hora
que sea. No me creo que una madre con un hijo recién nacido salga en
plena madrugada de casa para verse con una amiga.
Como
ya os imaginaréis, se trata de una novela de chick-lit. Chicas
jóvenes, independientes, modernas, con buenos trabajos y novios y
maridos perfectos que siempre están juntas y lo arreglan todo con
una buena cena y unos cuantos gintonics. Por desgracia, la vida es
mucho más dura, difícil y complicada que todo eso.
Y
esto es quizá lo que más me ha chirriado en esta historia. Aborda
temas duros, complejos, profundos, como el transtorno psicológico
que sufre Adriana, las relaciones de amistad y de amor, los
embarazos, la crisis, pero lo hace de una forma, al menos para mi
gusto, demasiado superficial y banal, he echado en falta toda la
profundidad, complejidad e intensidad que encontré en la anterior
novela de la autora. Las dos obras me han resultado tan distintas que
mientras la leía no podía evitar pensar una y otra vez que no
parecían escritas por la misma persona.
En
ningún momento he logrado empatizar con Adriana ni con ninguna de
sus amigas. Tampoco he conseguido meterme en sus historias laborales
o de amor, la trama me ha resultado bastante predecible y la mayoría
de los comportamientos, decisiones y actuaciones de la protagonista
me han parecido totalmente incoherentes.
Me
gusta el chick-lit, me encantó la anterior novela de la autora, pero
ni el estilo, ni la trama, ni los personajes de esta historia han
conseguido atraparme en ningún momento. Una verdadera lástima. Aun
así, como siempre digo, esto es solo mi opinión, totalmente
personal y subjetiva, y aunque a mí no me haya gustado no quiere
decir que a todos os vaya a ocurrir lo mismo. Espero que la leáis y
disfrutéis de este amor casi perfecto con el que, por desgracia, yo
me he quedado en el casi sin saber encontrarle la perfección.