enio y leyenda de la música clásica del siglo XX. Ungida con un talento excepcional, apasionada, hermosa, sensual y capaz de provocar terremotos en los corazones. Fue considerada la mejor violoncellista de su generación y una de las mejores de todos los tiempos, comparable a Rostropóvich y a Casals. Un rayo llamado esclerosis múltiple cayó sobre este ángel y terminó rápidamente con su carrera y su vida. Si la música es como dicen “el sonido de las puertas del paraíso al abrirse” 1), es probable que Jacqueline du Pré no muriera, y sólo regresara al lugar de donde vino.
1945, 1987. Esas dos fechas delimitan la vida de Jacqueline du Pré. En el medio, la mágica, legendaria y trágica historia de una virtuosa musical. Nació en Oxford y era hija de una excelente pianista. Se dice que antes de cumplir los cinco años, escuchó por primera vez en la radio, el sonido de un cello y ese instrumento de cuerdas –el más parecido a la voz humana- se adueñó del corazón de la niña prodigio.
A partir de ese momento, comenzaron las clases en la London School Cello; luego con William Pleeth su querido profesor de la Guildhall School of Music and Drama en Londres, con Paul Tortelier en París, con Rostropóvich en Rusia y con Casals en Suiza. Esas largas horas encadenada a la servidumbre del instrumento, la llevaron a ganar el Premio internacional Cello Suggia a los diez años y medalla de oro al completar sus estudios.
En la década de los sesenta el ángel desplegó sus alas. Interpretó como nadie el bellísimo concierto para violoncello de Elgar, con Sir John Barbirolli y la Orquesta Sinfónica de Londres y en 1965, al comando de un Stradivarius 2) debutó en el Carnegie Hall en Estados Unidos La garra y maestría de esa muchacha de apenas veinte años, dejó a la crítica boquiabierta y la lanzó al estrellato mundial..
Durante toda su adolescencia, la música y el extraordinario talento, habían aislado a Jacqueline del mundo. Pero en 1966 conoció al argentino Daniel Barenboim, otro niño prodigio y joven virtuoso del piano. Un año después du Pré se convirtió al judaísmo y se casó con él, en una bella ceremonia en la que Zubin Metha ofició de testigo. Y esta pareja fue, al decir de la revista Times «el comienzo de una de las más memorables relaciones, tanto en lo personal como en lo profesional que la música ha conocido, desde los días deClara y Robert Schumann»
Jacqueline du Pré dio su último concierto en 1972, junto a Pinchas Zukerman. Casi no logró abrir el estuche del instrumento, ya no sentía sus dedos y tocó a Brahms sin tacto, desde el corazón. La esclerosis múltiple siguió avanzando y la Mujer nunca más pudo volver a acariciar y arrancarle a su cello enmudecido, ni siquiera un triste lamento. Siguió dando clases a sus alumnos, intentando transmitir a otros, su pasión por la música… hasta que un silencio atronador y ¿el batir de alas? indicaron que había dejado este mundo. Tenía 42 años.
1) Frase del poeta persa Hazrat Maulaná Rumí (m.1273)2) El Stradivarius Davidov de 1712 le fue obsequiado por su madrina y admiradora Ismena Holland. Actualmente se encuentra en las manos del famoso Yo-Yo Ma.
Fuentes:
Jacqueline du Pré Elizabeth Wilson
Jacqueline du Pré - Una biografía -Carol Easton
Wikipedia (enlaces en texto)
Imágenes: Internet