Hay decisiones que se toman en la vida que realmente marcan un antes y un después. Detrás de esas grandes decisiones casi siempre suele estar una gran persona. Haciendo un poco retrospectiva, la primera de ellas fue la de compartir mi vida con Sonia, mi querida compañera de aventuras. De ella he aprendido y sigo aprendiendo muchísimas cosas, de entre las cuales destacaría los valores de la paciencia y del respeto, más concretamente respeto hacia la diversidad de pensamiento. Los que me conocéis personalmente ya os imaginaréis lo que tiene que aguantar escuchando mis batallas interiores y mis reflexiones, porque si hay algo que me gusta hacer y podría estar horas sin parar, es conversar. Tanto es así que de tanto escucharme, se ha animado a adentrarse en GTD, así es que es posible que próximamente la conozcáis en su versión 2.0, contando sus experiencias, ¡quién sabe!
La otra gran decisión que destacaría es la que tomé justo hace un año y que me llevó a iniciar el camino artesano. Detrás de esta decisión también hay una persona a la que considero mi maestro y amigo, José Miguel Bolívar, el cual casi sin darme cuenta fue produciéndome inquietud, transmitiéndome intranquilidad e invitándome a pensar, como diría Richard Sennett. De él he aprendido muchísimo durante este año. El valor del trabajo bien hecho, el verdadero peso de la eficiencia, la fuerza que te proporciona el permanecer enfocado, la recompensa de afrontar retos a largo plazo, pero sobre todo la importancia de poner a las personas en el centro de todo. Ciencia ficción para mí tan sólo hace 4 ò 5 años. Gracias José Miguel por tu ejemplo.
Si 2013 fue un año convulso que culminó con la decisión de dar un giro a mi vida, me atrevería a decir que 2014 ha sido el año de la presión, y no lo digo desde un sentido negativo, sino desde un punto de vista meramente atmosférico. Me explicaré. Mi sensación durante todo el año ha sido la de tratar de mantener mi avión en el aire todo el tiempo posible, con el fin de poder acumular horas de vuelo para así poder aprender de las corrientes de viento, de los cambios de temperatura, de las inclemencias del tiempo y sobre todo a manejarme con la instrumentación de vuelo. Esta es la sensación que he experimentado tras aterrizar en diciembre y hacer mi revisión anual en el hangar de mi retiro. Tengo que decir que ha sido una de las revisiones más amplias que he hecho en estos últimos años. Ello se ha debido a que tras la acumulación de horas de vuelo, he notado un estremecimiento de la fuerza como dirían los fans de Star Wars, que me ha llevado a revisar en profundidad, algunas de las áreas de enfoque que aportan mayor equilibrio a mi vida, para poder así hacer las correcciones necesarias con el fin de seguir creciendo. Aún queda todo el camino.
El primer trimestre del año resultó ser de lo más tranquilo, algo absolutamente normal tras el inicio de un camino nuevo. En febrero tuve la oportunidad de repetir formación con Giuseppe Meli y Jacobo Rivoltella, en esta ocasión sobre Team Coaching. Toda una experiencia inolvidable de aprendizaje.
Justo después del taller y aprovechando mi estancia en Madrid, mantuve mi primer retreat con José Miguel Bolívar. Toda una jornada donde pudimos ponernos al día, intercambiar ideas y preparar lo que en unas semanas sería nuestro primer taller juntos, el cual supuso un gran reto para mí, además de una gran oportunidad de aprendizaje junto al maestro.
Llegó marzo y llegó OPTIMA LAB, sin duda una de las experiencias que más me han enriquecido hasta ahora en cuanto a conocimiento, aprendizaje e innovación en productividad centrada en las personas.
El segundo trimestre del año ha estado marcado básicamente por la producción, lo cual ha supuesto casi el 65% de la facturación anual. Durante este periodo pude desarrollar mis dos primeros talleres abiertos. El primero de ellos para Docento, en Sevilla, y el segundo para Educa+, en Algeciras. Tanto su organización como la propia facilitación de los talleres, resultó ser muy gratificante, sobre todo dado el interés y las ganas de aprender y compartir de los alumnos. Prueba de ello fue el interés mostrado sobre todo en las dos últimas jornadas de los talleres que coincidieron con la feria de abril de Sevilla y la feria de Algeciras.
En mayo, tras meses de trabajo junto a Jeroen Sangers, Alberto Barbero y José Miguel Bolívar, sale a la luz GTD Lab, una “comunidad sostenible de consultores artesanos cuyo propósito es garantizar la formación genuina en GTD“.
El tercer y cuarto trimestre del año han sido algo más tranquilos en cuanto a lo que producción se refiere. En septiembre tuve por fin la oportunidad de conocer en persona a otro de mis grandes maestros en cuanto a productividad se refiere. Me refiero a Jerónimo Sánchez, conocido por mucho por El Gachupas y autor del libro Productividad en una semana. Todo un crack, pero aún mejor persona. Pude participar con él y con Paz Garde en el II Blogger Summit sobre Clima Laboral y Gestión del Talento de Edenred.
En septiembre, participé en el I Encuentro de innovación en productividad de OPTIMA LAB en el Campus Infantes del Euroforum, en San Lorenzo de El Escorial, un auténtico solapamiento fértil de intereses.
En noviembre pude asistir a mi segundo EBE en Sevilla, el cual me hizo mucha ilusión dado que fui por primera vez con Sonia. También en noviembre pude participar en GAIT-CoLab 2014, en el que pude por fin conocer a Eugenio Moliní, el cual sigo desde hace tiempo. También fue un placer poder desvirtualizar a David Criado y Pablo Retana, con los que coincidí en el taller.
Y para terminar el año, el II Encuentro de innovación en productividad de OPTIMA LAB, en esta ocasión en Tudela y organizado por Jesús Serrano, evento del cual hablaré en mi próximo post.
A modo de resumen, 2014 ha sido un año marcado por la experiencia y el aprendizaje tras un montón de horas de vuelo navegadas en distintas condiciones. Formación in company, formación one to one, talleres abiertos, coaching, mentoring y alguna que otra charla. También he tenido la oportunidad de hacer alguna colaboración para otros blogs como los de Edenred o Maspeople.
El picante ha estado presente durante todo transcurso del año. El Tandoori Station se ha convertido en un parada obligatoria cada vez que he tenido ocasión de pasar por Madrid, un lugar donde la mente se expande y tu sistema inmunológico se regenera. Ha sido un gran descubrimiento culinario que ha contribuido a la ampliación de mí paladar.
2015 pinta bien. Muchos proyectos en el horizonte y mucha ilusión para continuar trabajando por las personas. Los reyes magos me han traído una maleta nueva, lo que quiere decir que seguiré viajando aya a dónde alguien me requiera. Hay un proverbio africano que dice lo siguiente: ”si quieres llegar rápido, ve sólo, pero si quieres llegar lejos, ve acompañado”. Hace tiempo dejé la velocidad a un lado. Me di cuenta que me estaba perdiendo la vida. Ahora siento que voy acompañado de gente maravillosa que quiere llegar lejos, pero sin perderse un detalle del camino. Una banda de artesanos productivos.
Te deseo querido lector un Feliz 2015!
Esta entrada Un año como artesano has sido publicada por Antonio José Masiá