Hoy es uno de marzo.
Una obviedad como un piano, que, sin embargo nos recuerda, que hace un año el PNV ganó las elecciones autonómicas y el PSE con el apoyo del PP invistió a Patxi López como lehendakari.
Sobre los resultados de aquel 1 de marzo, no vamos a volver a hablar, ya hemos dicho y escrito mucho todos y todas.
Pero de lo que sí deberíamos hablar es de lo que ha supuesto el gobierno del PSE.
Un PSE que hasta la víspera de las elecciones dijo que no iba a pactar con el PP, pero que sin embargo lo hizo.
Un PSE que dijo que no iba entrar a los temas identitarios, pero que ha cambiado los uniformes de la Ertzaintza, ha puesto un día nuevo de fiesta, ha puesto en entredicho los modelos lingüísticos y nos ha emitido el mensaje del Rey en la radio televisión pública vasca.
Un PSE que dice quiere abrir mil debates: sanidad pública, ley de servicios sociales, educación pública, fiscalidad, etc. pero todavía no ha abierto ninguno.
Conclusión, un PSE, que a lo largo del último año no ha adoptado ninguna medida efectiva para hacer frente a la crisis económica, ni ha aprobado un plan potente para frenar el desempleo, ni ha aportado una idea nueva para cambiar los modelos productivos en Euskadi.
Y qué decir de la oposición, los únicos acuerdo que ha alcanzado el PNV con el gobierno han sido los que tenían relación con la política fiscal y la económica.
O lo que es lo mismo, el pacto presupuestario de Juntas Generales y del Parlamento Vasco.
Conclusión, un año perdido para luchar contra la crisis mientras el desempleo aumenta.
Malos tiempos para la izquierda.