Miro atrás y después de ocho años, con altos y bajos, curvas, frenazos…volvemos a cambiar la dirección de nuestro hogar. Si digo que no me invaden los miedos, estaría mintiendo y sí, me invaden y muchos.
Pero tengo que armarme de valor, coger el toro por los cuernos y tirar palante, como decimos aquí en Andalucía, mi querida y amada tierra.
Nos trasladamos, pero no dejamos atrás nuestros sueños, ellos van con nosotros muy aferrados a nuestro corazón. ¡Nadie nos los puede quitar! ¡Son nuestros!
Ahora toca soñarlos en otro lugar y por qué no, luchar para hacerlos realidad.