Desde mi austera, aunque he de reconocer que altamente acogedora y admisiblemente cálida cabaña en Kufstein, en Baja Baviera, les saludo por estas fechas un año más (o menos, según se mire).
Mi secretario, el señor Duvenand, ha salido ahora mismo a comprar una serie de viandas de temporada a un pueblecito cercano, al otro lado de la montaña que se ve allí al fondo. Está a una media docena de kilómetros a pie, pero a Duvenand le vendrá bien respirar aire fresco y mover las piernas. Luego me encenderá la chimenea para que esto se caldee un poco y también preparará la cena de Nochebuena, no sin antes ponerme en orden la correspondencia y la programación del Dante ilustrado. Por cierto que me ha vuelto a pedir una subida de sus honorarios, pero, no sé, yo no lo veo.
Les deseo una Feliz Navidad y año 2019.