Oriol Bohigas
Anoche estuve cenando en casa de Dolly y Santiago Ríos, y el me contó que hace unas semanas estaba en su caótico estudio y, como al parecer sucede con frecuencia, se cayó al suelo una de sus numerosas y enormes cajas llenas de papeles, quedando a la vista unas viejas cartas de un amigo suyo, fallecido precisamente ese mismo día del 2014, y el recorte de un periódico de un artículo titulado: «Oriol Bohigas: Un arquitecto contra el Cine», como sabía que yo iba a ir a cenar, lo guardó para dármelo. Anoche me lo guardé en el bolsillo sin leerlo y esta mañana al verlo me di cuenta que el artículo lo había escrito yo hacía veinticuatro años. Dejando aparte las casualidades, si es que existen, lo que aquí podría interesar es el artículo en cuestión, publicado en el Diario de Avisos el domingo 16 de junio de 1991, en el que comenté de una forma muy virulenta unas reflexiones de Bohigas relativas al cine y en particular al español. El arquitecto en sus memorias escribe sobre el Premio Príncipe (ahora Princesa) de Asturias de las Artes del año 1986 en el que era jurado y quería que se lo diesen a Francisco Javier Sáenz de Oiza, pero se lo otorgaron a Luis García Berlanga por lo que: «si hubiera ganado un cineasta de la talla de Buñuel, o si en general el cine español fuera un fenómeno cultural de cierta envergadura, se habría podido justificar la eliminación de Oiza, que por lo menos representaba una actitud artística bastante más seria y, en España, con un nivel infinitamente superior al del supuesto arte del cine. Debo reconocer que no estoy muy convencido de los parámetros artísticos del cine -del "Séptimo Arte"- y mucho menos de los del cine español. Se diría que hasta ahora ha estado en manos de gente fracasada en otros campos artísticos, refugiados en un actividad que tiene tantas carencias como coartadas» y después transcribe un comentario de Pilar Miró que también estaba en ese jurado: «Eso de la arquitectura en vez de estar en el Premio de las Artes, ¿no se debería incluir en el de Investigación Científica y Técnica?» y Bohigas se asombra: «ya he dicho antes que eso del cine alimenta en España elevados niveles de incultura». Como decía el mencionado Buñuel: «ahora soy viejo y se ha apaciguado mi violencia», por lo que no voy a repetir mis vehementes opiniones de entonces en contra de lo que escribió Bohigas, sólo voy a copiar el final del artículo: «Esta manera de pensar en la propia actividad como "el ombligo del mundo", es la que lleva a la atroz incultura que hoy [en 1991] padecemos». Hoy, en 2015, no creo que ni el cine, ni la arquitectura, deban considerarse "artes" y además afortunadamente, porque cuando así ha sucedido, han producido películas y, aún peor, edificios execrables; pero esta es otra discusión más amplia y este blog no es el lugar ni ahora el momento para abordarla. Por cierto, gracias a Santiago por haber recuperado una parte de mi memoria y propiciar esta entrada al blog.