Un asado demasiado hecho

Tata Martino Barça

Relato vagamente inspirado en el asado al que invitó, recientemente, el Tata Martino a la plantilla barcelonista. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

La mañana es perfecta, el sol luce en lo alto pero el calor no es excesivo, una fresca brisa marina impide que, en pleno mes de mayo, tengamos un día de julio. Han traído carne de mi país, pierde algo de su calidad en el viaje pero vale la pena, la carne de aquí no está mal, pero para hacer un asado es mejor la argentina. Mis compañeros del cuerpo técnico ya llegaron hace un rato, son los que se van a encargarse de la parte práctica del asado. Llevan un rato discutiendo sobre lo fuerte que hay que poner el fuego y si hay que encenderlo con leña o con carbón. Está bien que, por unos momentos, no hablen de fútbol, no tardarán mucho en volver a hacerlo. Me apena por ellos, les he hecho cruzar el charco, traerse a sus familias, cambiar, en definitiva, su modo de vida de manera radical y antes de conseguir adaptarse, tenemos que estar de vuelta.

Aún faltan unos minutos para que empiecen a llegar los jugadores, momentos de tranquilidad, de reflexión, ¿qué he hecho mal? quizá tomarme demasiado en serio mi trabajo, no dejarme llevar por la inercia destructiva que rodea a este gran club, intentar mantenerme íntegro, pero no, tiene que haber algo más, falta de nivel, poca mano izquierda, tendré que tomar nota, para mi próximo trabajo, aquí ya no puedo cambiar nada, mis últimas declaraciones demuestran que he bajado los brazos, el desánimo es absoluto.

Ahí llegan, sonrientes, despreocupados, más si cabe desde que saben que me voy, han ganado un pulso, las fuerzas, en ningún momento, fueron igualadas. Sentar a determinados jugadores me costaba un silencio amenazante en el vestuario y una jauría de lobos atacándome en la prensa. Parece que mis decisiones iban encaminadas a que el equipo no lograra sus objetivos, es algo de locos, estaba adaptado a lidiar con entornos complicados, ser seleccionador de un país nunca es sencillo, pero lo que me ha sucedido aquí es de otra dimensión. Parece que, sólo una persona con raíces en esta ciudad puede llegar a controlarlo, al menos durante algún tiempo.

Me gustaría decir que se arrepentirán de la decisión que han tomado, pero se que no es así, dentro de 3 meses nadie se acordará de mí, al menos para nada bueno. Esta experiencia, seguramente sea la cima de mi carrera, pero, ni de lejos, entrará a formar parte de mi álbum de recuerdos felices.