La centenaria edición de la vuelta ciclista a la república francesa, ha pasado. Quizás con más certezas que emociones, y seguramente con más confirmaciones que sorpresas. En definitiva, en gran parte ha pasado lo que se pronosticaba.
Marcel Kittel (Argos-Shimano) fue, sin duda, una de las gratas apariciones. En el sprint final de la etapa 1 (Porto Vecchio-Bastia) inició un camino de rotundas victorias, que repitió el décimo y doceavo día de competición, e incluso en los Campos Elíseos de París. Poco lugar dejó Kittel a los otros candidatos: André Greipel (Lotto Belisol) y el gran favorito Mark Cavendish (Omega Pharma-Quick Step), que se llevaron una y dos etapas respectivamente. Más allá del número de victorias de cada uno, en la mayoría de ocasiones Kittel demostró una potencia y reacción por encima del resto de sprinters. A Peter Sagan (Cannondale) más clasicómano que sprinter, le alcanzó con mantenerse en los primeros puestos de cada una de las llegadas masivas (incluso se llevó la séptima, Montpellier-Albi) y resistir los cortes producidos en los valles de media montaña (donde sí cayeron Kittel, Cavendish y Greipel) para sumar lo necesario y llevarse el maillot verde. Después de una intensa primavera, Sagan demuestra que aún no tiene techo.
El equipo australiano Orica GreenEDGE fue otra de las grandes (aunque breves) sorpresas. En la contra-reloj por equipos de la etapa 4 de 25 km (Niza-Niza), logró colocarse a la cabeza de la calificación, desplazando al candidato Omega Pharma, que alineó, entre otros, a los multi campeones contra-relojistas Tony Martin y Sylvain Chavanel. Así, Simon Gerrans se dio el lujo de lucir el maillot amarillo durante dos días.
La nota desafortunada del Tour recayó en Alejandro Valverde (Movistar) y fue en la etapa 13 (Tours-Saint-Amand-Montrond). Hasta el momento se mantenía segundo en la general, a poco más de tres minutos de Fromme. Sin embargo una etapa llana, los vientos cruzados, un infortunio técnico y el esfuerzo de Belkin y Europcar, condenó al murciano a perder más de diez minutos. El posterior desempeño de Valverde, demostró, no obstante, que de no haberse cortado en esa etapa hubiera finalizado en el podio del Tour (y que era su objetivo inicial).
La nota decepcionante la puso, en cambio, Alberto Contador (Saxo-Tinkoff). Lamentablemente el pinteño nunca demostró tener piernas y estar a la altura de Fromme, Quintana, ‘Purito’ y Valverde. Falto de reacción y fuerza, apostó siempre a atacar en descensos (incluso con caídas) y sólo en una ocasión en acenso (aunque fue solventado por el trabajo del gregario de Fromme, Porte, y la falta de coordinación con ‘Purito’ y Valverde). Quizás su esfuerzo más destacado fue en la crono-escalada de la etapa 17 (Embrun-Chorges), pero allí también Fromme mostró su inapelable superioridad. Contador se mantuvo en el podio gran parte de la competición, pero sin reacción sólo pudo rodar a rueda de su gregario Roman Kreuziger en las últimas etapas de alta montaña, observando de lejos los ataques de Quintana y ‘Purito’ que lo desplazaron finalmente a la cuarta posición. Si no hubiera sido por Kreuziger seguramente hubiera caído aún más abajo en la clasificación.
De la promesa francesa Pierre Rolland (Europcar), el defensor del maillot de montaña Thomas Voeckler (Europcar), el experimentado Cadel Evans (BMC) y el campeón del Giro de Italia 2012 Ryder Hesjedal (Garmin Sharp) se hubiera esperado algo más en el Tour. Rolland probó llevarse la calificación de montaña pero no midió las consecuencias de sus esfuerzos, y finalmente se vació sobre la bicicleta (fallo que separa a un joven de un experimentado). De su compañero poco puede decirse, ya que lució siempre en tercera o cuarta fila de protagonismo (adeudó más gestos que pedaleadas). El campeón australiano y canadiense quedaron fuera de competición en las primeras etapas de montaña, incapaces de sobrellevar el ritmo del pelotón encabezado alternativamente por Sky, Belkin, Movistar y Saxo-Tinkoff. Algo similar sucedió con Igor Antón (Euskaltel Euskadi),
En cambio destacaron en la montaña Nairo Quintana (Movistar), Rui Costa (Movistar), Joaquim ‘Purito’ Rodríguez (Katusha) y Christophe Riblon (Ag2r-La Mondiale). Quintana y ‘Purito’ fueron de menos a más. El primero fue, sin duda, la gran revelación del Tour, llevándose el maillot de montaña y de jóvenes, y finalizando segundo en la general. Quintana ganó la última etapa de alta montaña (Annecy-Annecy) probando y poniendo en evidencia los límites de Fromme y Contador. El segundo empezó fuera de los pronósticos, y en las sombras consiguió primeras posiciones en varias etapas de alta montaña (algo similar a lo que hizo Sagan en las llegadas masivas) y sin descollar, su regularidad y veterana inteligencia lo llevó a quedarse con el tercer puesto de la general. Cabe destacar su excelente crono-escalada en la etapa 17, que le permitió mantenerse entre los favoritos. Por otro lado, el portugués de Movistar se llevó nada menos que dos etapas de media y alta montaña en la misma semana, gracias a fructíferas y solitarias fugas. Del francés de Ag2r-La Mondiale cabe destacar su victoria tras extensa fuga en la mítica etapa que corona Alpe d’Huez (sin duda, la más importante de su carrera).
Además mencionar el positivo regreso del multi-campeón joven del Tour, Andy Schleck (RadioShack Leopard). Tras largos meses fuera de las rutas por lesión y posteriormente, incapaz de finalizar con éxito una competición, el luxemburgués demostró estar mejorando. Siguió hasta donde pudo el ritmo del pelotón en la alta montaña e incluso sorprendió con su desempeño en la crono-escalada.
Dejamos para lo último al ganador del Tour, Chris Fromme, y su gregario de lujo, el ganador de París-Niza 2013, Richie Porte. Fromme estaba en las quinielas desde el 2012, cuando resultó imprescindible para la victoria en el Tour de Bradley Wiggins. En el 2013, su manifiesta superioridad en el Critérium Internacional, el Tour de Romandía y el Critérium del Dauphiné (sin mencionar, el Tour de Omán) fue la base y sustento para que los comentaristas y sabedores lo colocaran a la cabeza del ranking de candidatos al Tour.
Fromme se esforzó en demostrar lo anterior y estuvo sobradamente a la altura. Su primer ataque en los Pirineos (etapa 8, con final en Ax 3-Domaine) dejó clara su superioridad de forma y desde entonces vistió el maillot amarillo hasta París. Su segundo y decisivo paso lo dio en otra cumbre mítica, esta vez en los Alpes (etapa 15, Mont Ventoux). Allí volvió a atacar y ni siquiera el joven Quintana pudo seguir su rueda (aunque el colombiano, quizás sin quererlo, le sirvió de valioso puente para encarar los últimos kilómetros). Lo hecho fue coronado en la crono-escalada y defendido en cada uno de los escasos ataques que padeció por parte de Contador, Quintana, ‘Purito’ y alguno más. Para ello, contó con la impresionante regularidad y recuperación de Porte, que en cada escalada estuvo a la cabeza de su líder llevándolo a paso seguro hacia la victoria.
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