El otro día fue el cumpleaños de mi marido Jacobo. Cumplió 51 años, y decidí sorprenderle con un banderín cumple personalizado. Hice una lista de 51 cosas que me gustan de él. Cogí 3 de nuestros banderines de papel (cada una tiene 24 triángulos, y sí, sobraron bastantes banderitas del tercero), y escribí uno de los halagos en cada bandera. Decoré el salón con los banderines, a veces cortándolos en trozos más pequeños para conseguir un efecto aún más festivo.
¿Qué tipo de cosas puse? Por ejemplo: cómo trata a sus hijos… Su empatía… Su sentido del humor… Sus chuletas de cordero (¡son deliciosas!)… Cómo quiere a su perro… Cómo hace los mejores cócteles del mundo… Su fuerza y su tranquilidad…
Jacobo se emocionó cuando lo vio, y pasó buen tiempo leyendo los mensajes. (No entendió por qué no estaba en la lista su talento en la pista de baile… Tuve que explicarle que se trata, ahem, del top 51, sí, por eso…) Como no tengo la mejor escritura del mundo, tuve que ayudarle con algunos… El único problema es que ahora dice que esos banderines no se quiten nunca… (hmm, ya veremos…).
¿Lo que más me gustó del ejercicio? Darme cuenta que no fue nada difícil pensar en 51 motivos por los qué me cae bien.