Había una vez un doncel de pelo dorado, ojos azules y mejillas sonrosadas cual dos apetitosas manzanas que parecía sacado de un cuento de hadas. Por eso mismo, la niña problemas le concedió un título nobiliario cuando nació y mandó bordárselo en letras azules en un babero-bata. Desde entonces, una parte del círculo íntimo del muchachito le llama "Sir William".El 31 de diciembre de 2013 nuestro adorable protagonista celebró su segundo fin de año. La primera parte de la noche fue realmente emocionante. El joven William probó varios tipos de pan y descubrió el sorbete de limón junto a su hermana Júlia y su prima Carla. Tras las uvas empieza nuestra anécdota. Dado que Morfeo parecía haberse olvidado de los tres infantes, se decidió obsequiarles con la película de Blancanieves. Como era de esperar, el cuento embrujó a los tres hasta el punto que la confusión entre realidad y ficción no tardó en manifestarse.La llegada de Blancanieves a la casa de los enanos pilló a William cerca de la pantalla de televisión. Tan cerca que, cuando la princesita dijo "hola" para saber si había alguien, el niño le contesto todo caballeroso. No contento con ello, acercó todavía más su carita ensoñadora para darle un beso de bienvenida a la muchacha. Por supuesto, lo alejamos enseguida de la pantalla. Ahora bien, no pareció molestarle. Seguramente porque tiene la absoluta certeza de que tarde o temprano lo logrará. No lo olvidéis. En su corazón de niño él es un príncipe que besará a esta princesa, por mucho que Blancanieves sea un dibujo animado.