Te Presento Nuestro Blog Cristiano La Vida En Santidad, Espero Nos Sea de Bendición
Esta es la primera entrada de este Blog: "La Vida En Santidad", ya en el pasado fue la creación de un hermano, pero este día Dios nos honra con permitirnos tener esta dirección web que esperamos sea de gran bendición para todos nosotros.Soy un joven cristiano, de esos evangelicos pentecostales que gustan de la sana doctrina y que sabe muy bien lo que dice la palabra de Dios: "Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios", Hebreos 12:14-15.
Qué Enseña La Biblia Sobre Vivir En Santidad?
Este tema es de vital importancia aclararlo examinando lo que dice la Biblia. En ella que es la palabra escrita de Dios encontramos que la palabra "santo" trasmite la idea de separación del pecado y consagración a Dios. También la palabra santidad puede traducirse como santificado (de la misma raíz de santo).
Todos sabemos (por lo menos los que recordamos las cartas del apóstol Pablo) que cuando el apóstol Pablo escribió sus cartas a las iglesias en varias ciudades, estas cartas que fueron inspiradas por el Espíritu Santo de Dios, las iniciaba por lo general dirigiéndose a los destinatarios como santos (Ef 1.1).
Lo que el apóstol Pablo nos enseña en sus cartas es: Si usted ha aceptado a Jesucristo como su Salvador, esa palabra se aplica a usted también!, pero también les debo decir que por sus frutos serán conocidos, es decir que debemos vivir esa santidad.
Qué Significa La Santidad?, Cómo La Premia Nuestro Señor?
No tenemos que ser teólogos para saber lo que realmente significa vivir una vida en santidad. La santidad puede ser hasta simple de explicar, esta describe nuestra nueva posición con el Señor. Él nos escogió para que fuésemos "santos y sin mancha delante de él" (Ef 1.4). La misma biblia nos enseña que él es santo, por lo tanto demanda santidad y nada que no sea santo puede permanecer en su presencia.
La palabra de Dios (perfecta y por tal razón con enseñanzas para todo en esta vida) nos dice que Dios no mora en templo sucio, pero también nos declara que nuestros cuerpos son el templo de su Espíritu santo. Además nos enseña su palabra que cualquier parte en la que Él habite la convierte en santa, pero la gran verdad que debemos entender es que la santificación es un proceso y que si no nos sujetamos a la voluntad de nuestro Señor, es imposible que él more en nosotros.
Dios demanda santidad, sin embargo, nuestra conducta no siempre armoniza con esta verdad. Por su gracia todos los que de corazón puro venimos a su presencia (muchos lo hacen de forma hipócrita, pero Dios conoce todos los corazones y sus intenciones) somos declarados justos, pero para nuestro propio mal no siempre actuamos como tales.
El gran problema es que muchos llamados "cristianos" no se ven como en realidad Dios los ve. Dicen: "Yo no soy realmente un santo, pero tampoco soy tan pecador". Por tanto, se colocan en algún punto intermedio. Pero, en realidad, no hay nada en medio de la santidad y el pecado. Usted es, o bien una cosa o bien otra. Dios demanda pureza y sin esa pureza nunca podrá haber santidad.
Recordemos siempre que la Biblia describe a la santificación como un proceso (Ro 6.19). En Efesios 4.1, Pablo lo asemeja este proceso de santificación a una caminata que se realiza durante toda la vida del creyente. Personalmente acostumbre decir que Dios no mora en templo sucio, pero lo visita y lo visita para darle fuerzas y la fe necesaria para dejarse purificar, ese templo somos tú y yo por lo que nos conviene hacer su voluntad.
Siguiendo con las palabras del apóstol Pablo, este después de exhortarnos con las palabras "que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados", también nos habla del dramático contraste que existe entre la manera en que solíamos comportarnos antes de ser salvos, y la manera santa y piadosa en que somos llamados a vivir ahora que somos parte del pueblo de Dios.
En resumidas cuentas, este estilo de vida (el que en verdad agrada a Dios) no ocurre de un momento para otro; hay que escogerlo intencionalmente y de todo corazón abrazando esa decisión de ser hijo de rey para practicarlo a medida que crecemos en la fe, para lo cual la mejor receta es: biblia, ayuno y oración, pero sin dejar de manifestar esas obras de fe que son fruto de la presencia de Dios en nuestras vidas.
Fuente: La Vida En Santidad.