Revista Cultura y Ocio

Un brindis de adiós

Publicado el 16 marzo 2012 por Laesfera
Un brindis de adiósAdrián volaba lejos, bien lo sabía, al sur, más al sur, demasiados paralelos lo apartarían de Gaby, al hemisferio sur. Demasiadas horas para demasiados días, ¿para cuánto tiempo? Volaban con él imágenes que le derramaban lágrimas, que liberaban suspiros que le retorcían el corazón, que le nublaban el alma en pena. Pensamientos que lo atormentaban hasta la agonía, peor cuando imaginaba sucesivos días vacíos, planos, en blanco, solitarios otra vez, peor cuanto más volaba, peor cuanto más lloraba.Lloraba, las gafas oscuras no conseguían contener tremendo derroche de tristeza sin control. Recordaba los últimos días en el paraíso contemplando obsesivamente su archivo fotográfico digital, una y otra más, y más: Gaby, él, él y Gaby, Gaby y él, solos, juntos, enteros, por partes, potentes primeros planos de algunas partes potentes. Más llanto impotente, imponente Gaby, imponente lo de Gaby...-¿Qué quiere beber? -le desconcentró la azafata.
-Cava, por favor -no dudó.Y brindó por él, y se disparó una foto más que acortaría distancias. Y volvió a llorar con desconsuelo.Desconsolado, acariciaba lo que perdió, lo que tuvo y ahora no, lo que quizá no volverá:-Gaby, ¡ay de mí!Nos bajamos en la escala, cuatro inútiles horas de aeropuerto, había wi-fi, menos mal, por aprovechar. Comida, café y volver al aire. Cuando ya volábamos recordé a Adrián, sabía su nombre porque lo leí en la tarjeta de embarque, ¿estaría también en el vuelo?Me levanté al lavabo, la cabina estaba a oscuras, la mayoría de los pasajeros dormía, algunos leían o se entretenían con la película o sus gadgets electrónicos. En los asientos junto a los servicios un joven reposaba la cabeza en el hombro de su compañero, era Adrián, que ya no lloraba.Texto: Ángeles Jiménez

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