“Crecer es inventar la propia vida: envejecer es reducirla a algunos elementos anteriores”. Bruckner arremete con violencia contra los fantasmas de su pasado familiar e indaga en este libro memorialístico en la filiación y en la paternidad. El controvertido ensayista francés (París, 1948) arranca sus recuerdos en el momento en que se rompió la confianza ciega que se establece entre un hombre y su padre. Recorre una infancia dolorida con un progenitor violento y despótico, que engaña y maltrata a su mujer. Un relato estremecedor de violencia conyugal con el ingrediente de la asombrosa sumisión de la madre. Luego vendrá la cuestión del antisemitismo y racismo general del padre y su colaboración con el régimen nazi. ¿Se puede querer a alguien así? Es el grave conflicto que aborda este crudo y desasosegante relato de formación, cuya conclusión será aún más confusa por la bomba final.
Un buen hijo es una investigación sobre el resentimiento, un balance sobre lo que ha perdonado y lo que no, una vez fallece su padre en 2012. Paralelamente al crecimiento de este odio, el autor nos cuenta sus años de formación. Lecturas, pérdida de la fe, inicios sexuales, izquierdismo, mayo del 68, Sartre y sus otros padres, la vocación de escritor, etc. El libro combina un estilo de autobiografía y ensayismo, en el que los recuerdos alimentan ideas, y al revés. Se muestra negativo hacia la educación católica recibida en Lyon y confiesa una fe reducida a emoción estética.